¿Te has parado a pensar alguna vez por qué hay tantas razas de perros diferentes? Lo cierto es que si te pones a contar, ¡no terminas! Además, es bastante complicado conocerlas todas, ya que hay algunas muy recientes que prácticamente acaban de ser reconocidas como tales. En este artículo os explicamos por qué existen tantos perros distintos por el mundo.
¿Por qué hay tantas razas de perros? La mano humana está detrás
Desde un Gran Danés hasta un pequeño perro Chihuahua, pasando por otros cientos de razas de diferentes tamaños, colores, pelajes (y perros sin pelo). Todos magníficos y adorables, pero ¿por qué hay tantos y tan diferentes?
Pues bien, la respuesta está en nosotros. Los humanos somos los principales «culpables» de que haya tanta variedad de peluditos.
Eso sí, lo que afirman todos los expertos es que todos ellos provienen del lobo. Lo que pasa es que, en teoría, hace miles y miles de años, algunos de esos lobos se acercaron a los humanos con el fin de obtener comida.
Los que se acercaban con mayor confianza y menos comportamientos agresivos recibían más recompensas en forma de alimento y, por ello, vivían más y se reproducían más que otros.
Tras varias generaciones, los lobos resultantes tenían un contacto cercano con el humano. Luego, poco a poco, los fuimos domesticando.
Se sabe que en el sudeste asiático es donde existe mayor variedad genética entre perros. Por ello, se supone que es allí donde todo comenzó, para luego irse trasladando a diferentes partes del mundo.
Cambios caninos en base a su comportamiento, pero muchas similitudes
Mientras la relación humano-perro se estrechaba, nuestros antepasados iban alentando a esos animales a mejorar las habilidades que más les convenían (por ejemplo, el pastoreo, la caza, etc.), haciendo así que las características de los perros cambiasen.
Cada uno se fue desarrollando físicamente y mentalmente para sus tareas y, generación tras generación, fueron cambiando.
¡Y esa es la respuesta principal a por qué hay tantas razas de perros!
Sin embargo, la investigadora Elaine Ostrander recalca que son más las similitudes que las diferencias entre ellos.
Todos forman parte de la misma especie (Canis lupus familiaris). Además, contienen el mismo número de cromosomas, estos se organizan igual en todos los casos y en los mismos genes, poseen los mismos cromosomas.
Solo los diferencia el subconjunto de genes.
Los peligros de las razas modificadas
Una cosa es que, hace miles de años, a aquellos primeros perros se les enseñara para favorecer una habilidad en concreto que nos ayudase a nosotros y otra es lo que ha ido pasando después.
Sí, la mano humana sigue detrás de la aparición de nuevas razas, pero muchas de ellas, más allá de ser creadas para cumplir un fin (por ejemplo, el Teckel o Dachshund fue hecho para ayudar en la caza de tejones), nacen razas que solo son creadas solo para el lucro económico.
Por ejemplo, los perros taza de té, son fruto de la cría sucesiva de los ejemplares más pequeños de una raza. Alguien vio que su aspecto era adorable y podría ganar dinero gracias a ello, pero no pensó que las consecuencias de esta cría son muy graves.
Los cuidados de estos perros son complicados y aunque le ofrezcas todo tu cariño, son muy propensos a sufrir lesiones físicas, enfermedades y tienen una esperanza de vida muy corta, ya que muchas veces no pueden hacer frente a estos problemas.
Sin ser estos, a día de hoy, se sigue «experimentando» con el cruce de razas dando lugar a perros como el YorkiePoo, el Maltipoo, el Cavoodle, el Puggle, etc. Estos, aunque a priori no suelen presentar graves problemas de salud, tampoco se ve en su cría mayor finalidad que la de la búsqueda de algo nuevo y exótico.
Para finalizar, insistimos en que los perros de raza son maravillosos, pero también hay perros mestizos que no tienen un nombre oficial reconocido como raza y que son igualmente increíbles.
¡Recuerda que la raza no importa para amar a un animal!