¿Mi perro necesita un psicólogo? ¿Qué pregunta es esa? ¿Acaso existen los psicólogos para perros? Pues sí, hay psicólogos caninos. También hay escépticos que dudan de su efectividad, pero… la verdad es que con el paso del tiempo ha quedado más que demostrado que tienen una fuerte influencia positiva en la salud mental de los peludos.
Mi perro necesita un psicólogo
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Pero no creas que los psicólogos caninos ayudan sólo al bienestar mental y emocional, también juegan un papel muy importante a la hora de equilibrar el mal comportamiento o el temperamento fuerte, y también a sacar el mayor potencial de los perros más inteligentes.
¿Cómo puedo saber si mi perro necesita un psicólogo? Te contamos las necesidades que los perros pueden tener en función de su situación.
Necesidades emocionales de los perros
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No lo dudamos, seguro que das lo mejor de ti para hacer feliz a tu perro. Pero por desgracia, esto a veces no es suficiente, y los perros no pueden evitar desarrollar problemas emocionales. Algunos de los más habituales son:
- Ansiedad por separación y estrés: si tu perro pasa mucho tiempo solo en casa, o si ha habido un cambio brusco en la cantidad de horas que pasa sin compañía… ¡no lo dudes! Esto podría hacer mella en su estado emocional, incluso llegando a desarrollar depresión o problemas de comportamiento.
- Sentirse rechazado o desplazado: ¿ha llegado a tu casa una nueva mascota o un bebé? Quizás no te hayas dado cuenta, pero puede que hagas menos caso del habitual a tu perro, ¡y él sí que lo nota! Si tienes un bebé o decides adoptar otra mascota, procura equilibrar la atención en ambos y no olvidar a quien lleva contigo más tiempo.
- Cambios en su entorno: ¿te has mudado recientemente a una nueva casa? ¿alguna persona del núcleo familiar ya no vive con vosotros o ha fallecido? Los cambios bruscos en el entorno pueden afectar a tu mascota más de lo que piensas.
- Un perro adoptado: si tu perro es adoptado, es posible que en su pasado haya sido rechazado, o peor aún, maltratado. Muchos de estos perros acaban traumatizados, desarrollan depresión, pánico e incluso agresividad. Poquito a poco confiará en su nueva familia y recuperará su carácter natural, pero es posible que necesite ayuda profesional.
¿Por qué acudir a un psicólogo canino?
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Es posible que mi perro necesite a un psicólogo, pero ¿cómo puede un psicólogo canino ayudar a mi perro? Es muy cierto que en la mayoría de los casos que te hemos comentado, puede intervenir un veterinario. Pero si quieres ayuda especializada en la salud mental para tratar el problema de raíz, no lo dudes, el psicólogo canino es la mejor opción.
Otro supuesto en que los perros necesitan ayuda profesional es cuando de repente, sin motivo aparente, cambian su comportamiento. Esto podría ser señal de algún trastorno mental, y un psicólogo sabrá cómo tratarlo.
¿Cómo elegir a un buen psicólogo canino?
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Si crees que tu perro necesita un psicólogo, te recomendamos que te pongas en marcha lo antes posible y que sigas estos pasos:
- Consulta a tu veterinario: como hemos dicho, aunque los veterinarios no están especializados en este tipo de tratamientos, están capacitados para entenderlos y llevarlos a cabo. Consulta con tu veterinario de confianza y él sabrá determinar si de verdad tu perro necesita ayuda psicológica. Si dice que sí, lo más probable es que él mismo te recomiende alguno.
- Cuestiona tu comportamiento: en muchas ocasiones, los malos comportamientos de los perros se originan en respuesta a una mala actuación por parte de los dueños. Antes de medicar o determinar cuántas sesiones necesita tu perro, el psicólogo estudiará tus costumbres y relación con tu mascota.
- Busca buenas referencias: conocidos, foros de internet… Existen multitud de fuentes de información directa que te pueden ayudar a la hora de elegir al mejor psicólogo para tu perro.
En Wakyma te recomendamos que si tu perro necesita un psicólogo, no dejes el tiempo pasar. Cuanto más se desarrollen los malos comportamientos o los traumas de tu perro, más difícil (¡y más caro!) será solucionarlos. Además, la salud mental no debe tomarse a broma: es tan importante o más que la salud física.
