El degú es un roedor que se está haciendo cada vez más famoso como mascota. Por ello, hay que conocer bien las atenciones que requiere para que tenga una vida sana y feliz. ¡Estos son los cuidados del degú que más hay que tener en cuenta!
Así es el degú
Sí, lo sabemos. El degú no se encuentra entre los roedores más comunes como mascotas, pero quédate con su nombre porque se está haciendo muy popular.
Este animalito se caracteriza por medir unos 20 centímetros cuando es adulto, aunque puede llegar a los 30. Es muy social y le encantan los juegos, tanto, que a veces son muy inquietos.
A diferencia de otros, se trata de un roedor diurno, lo que le da un punto a favor como mascota, ya que podemos disfrutarlo despierto durante el día. Además, tiene una esperanza de vida de entre 5 y 8 años.
Si tienes un degú como mascota te encantará ver lo hábil y saltarín que es, pero para ello, debes prestarle las atenciones adecuadas para que se desarrolle sano y feliz.
Si quieres saber cómo cuidar a un degú, ¡has llegado al sitio correcto!
Cuidados del degú: su alimentación
Una de los factores que más interesa sobre cómo cuidar a un degú (y a cualquier mascota) es saber qué come.
Los degús son animales herbívoros y necesitan alimentarse de una dieta rica en fibra y baja en carbohidratos. Además, al no regular correctamente el azúcar en sangre, tienen tendencia a sufrir diabetes, por eso hay que vigilar bien su comida.
En su jaula nunca debe faltar heno, que será el que le dé el mayor aporte de fibra y el que regulará su aparato digestivo. Puedes ir variando el tipo de heno para su disfrute.
Además del heno, debe buscarse un pienso especial para ellos. Estos piensos deben ser libres de azúcares y cereales y suelen estar hechos de subproductos vegetales y vitaminas.
También se les puede proporcionar algunas piezas de verduras frescas como acelgas, escarola, puerros, zanahorias, pepinos o calabacín, eso sí, siempre bien lavados.
Al igual que pasa con las cobayas y los conejos, los degú tienen algunos dientes que no paran de crecer, por lo que hay que ayudarles para que los limen y no les causen problemas. La forma de ayudarles es dándoles materiales para que puedan roer, como la madera de los árboles frutales o piedras de calcio.
Y por supuesto, ¡jamás debe faltarles agua fresca!
Cuidados del degú: su jaula
Otro de los cuidados del degú a tener en cuenta si se quiere uno como mascota, es conocer bien cómo debe ser el lugar en el que vivan.
La jaula del degú debe ser amplia y con diferentes alturas. Para que te hagas una idea, las medidas mínimas que se suelen aconsejar son 80 cm de largo, unos 50 cm de ancho y 1 metro de altura.
Puedes encontrar este tipo de jaulas con relativa facilidad, ya que son las que se aconsejan para otras mascotas más comunes como las chinchillas y los hurones.
Si son jaulas con barrotes de metal inoxidable, mejor, ya que aquellas de madera o plástico pueden sufrir las consecuencias de los dientitos de los degús. ¡Les encanta roer!
Los diferentes niveles deben ser lisos y sólidos, no de barras, para que los degús puedan andar por ellos sin problemas.
El suelo de la jaula debe estar cubierto por sustrato, siendo los mejores los pellets de viruta prensada, paja o celulosa. Cualquier otro puede ser perjudicial para el animal.
Dado que la jaula tiene que ser bastante amplia, puedes incluir algunos accesorios, como una rueda giratoria, pero no de plástico.
El plato para la comida debe ser pesado y de cerámica, para evitar que sea mordido y que se vuelque.
La jaula debe estar siempre en una habitación donde la temperatura oscile entre los 18ºC y los 22ºC, sin recibir la luz del sol directamente.
Cuidados del degú: higiene
A los degús, al igual que a las chinchillas, les encantan los baños de arena. Es por ello que debes proporcionarle, varias veces a la semana, uno de estos baños.
Deja el recipiente (no muy profundo) con el polvo de arena de baño para chinchillas en su jaula durante, al menos, media hora.
Con estos baños conseguirás que tu degú no acumule grasa en su piel y su pelo luzca sano y brillante.
En cuanto a su jaula, también debes mantener su higiene. Retira al final de cada día los restos de comida fresca que no hayan ingerido para que no se pudran.
Desinfecta con regularidad la jaula, cambia el sustrato y limpia bien todos los accesorios que hay en ella.
Cuidados del degú: su domesticación
Los degús son mascotas perfectas ya que son muy limpios y fáciles de cuidar, sin embargo, para que todo fluya correctamente en casa, necesitan ser domesticados desde pequeños.
Son muy mansos si desde crías se les acostumbra a nuestro trato. Les encanta interactuar con las personas y con otros degús, jugar y hacer ejercicio. Es más, si les falta esa actividad, pueden volverse agresivos.
Para tratar con él siempre deberás hacerlo con calma, sin obligarle a nada. Acostúmbralo a salir de la jaula cada día poniendo tu mano en su puerta para que se suba libremente. Puedes darle un poco de comida para atraerlo y hablarle a la vez con voz suave.
Jamás cojas a un degú por su cola si trata de escapar de ti. Debes saber que si se sienten amenazados pueden desprenderse de su rabo para escapar y este no vuelve a crecer.
Cuidados del degú: su salud
Alimentándolo correctamente y manteniendo una buena higiene de su jaula, un degú no debería presentar problemas graves de salud.
Recordando un poco lo dicho anteriormente, su dieta debe estar libre de azúcares para controlar la diabetes y ser baja en grasas, para que no afecte a su hígado. También es importante que tengan objetos para roer y que permitan que sus dientes se limen y no le causen problemas en la boca.
Por otro lado, la limpieza de la jaula y de sus accesorios evitará la proliferación de bacterias y hongos.
Hay que tener especial cuidado con los cambios de tiempo, ya que son muy sensibles a ellos. Pueden sufrir neumonía con las bajas temperaturas o un golpe de calor con las altas, de ahí que la correcta ubicación de la jaula sea esencial.
Los degús requieren de visitas rutinarias a un veterinario, como cualquier otra mascota. Sin bien, debes estar pendiente al comportamiento del animal, ya que si lo notas menos inactivo que de costumbre o ves que tiene diarrea, por ejemplo, es que algo va mal y deberás consultarlo inmediatamente con un profesional.