Los gatetes son mascotas maravillosas, pero pueden adquirir algunos hábitos que no debemos permitir. En este artículo encontrarás consejos para corregir el mal comportamiento de los gatos en ciertas ocasiones. ¡Toma nota!
Actitud o mal comportamiento de los gatos que se puede corregir
Las causas por las que un gato adquiere un mal hábito son varias. Sin embargo, lo más habitual es que un mal comportamiento de los gatos esté derivado de una mala educación por parte de su dueño.
Si es el caso de tu mascota, ¡no te preocupes! Hay muchas actitudes que se pueden corregir.
1. Orinar fuera del arenero
Ponemos este mal comportamiento como primer ejemplo porque cabe aclarar una cosa. En ocasiones, nuestros gatos pueden desarrollar malos hábitos por culpa de una situación emocional o como efecto de una enfermedad. Este es uno de esos ejemplos.
Si tu gato siempre ha orinado en su bandeja de arena y deja de hacerlo, puedes estar seguro de que algo en él no va bien y debes consultarlo con tu veterinario. ¡Es un problema!
Cuando el profesional diagnostique el motivo y recomiende un tratamiento, posiblemente esta conducta se corrija a medida que mejora la salud del gato.
Igual que esta, hay otras actitudes que vienen derivadas por enfermedades, por eso, en cualquier caso, ante un mal comportamiento de los gatos debemos investigar primero su posible causa y actuar en consecuencia.
Por otro lado, puede pasar que si tu gatito es un cachorro, aún no haya aprendido y debas enseñarle a usar el arenero paso a paso. ¡No es complicado!
2. Saltar sobre la encimera
A los gatos les encanta subirse a sitios altos. ¡Es un que les nace por naturaleza! El motivo es su instinto cazador, ya que desde arriba pueden observar mejor a sus posibles presas.
Sin embargo, que elijan la encimera de nuestra cocina para tal actividad no es tan divertido para nosotros como para ellos, ya que podemos tropezarnos con más de un pelo mientras preparamos la comida.
Además, puede ser peligroso, ya que pueden quemarse si se acercan demasiado al fuego o comer algo que sea tóxico para ellos.
Esta actitud puede desarrollarse en gatos que no tienen un juguete escalable, como los rascadores que incluyen diferentes niveles para que el animal se suba.
¡Haz que tenga uno disponible para que puedan subirse a él!
Si esto no funciona, intenta poner en la encimera trozos de papel aluminio. A los gatos no les gusta la sensación que les da el pisarlo, así que puede ser que dejen de subirse.
3. Rebeldía y esquivo
Aunque hay gatos que son muy cariñosos, no es una actitud común de todos los felinos.
Esto hace que las veces en las que necesitamos coger a nuestro gato (como para cortarle las uñas o darles un medicamento) se convierta casi en una misión imposible.
Lo mejor en estos casos SIEMPRE es usar el refuerzo positivo.
Premiar a tu mascota para que asocie ciertos momentos a algo que le produce placer (como una chuche) hará que ese comportamiento cambie poco a poco. Eso sí, no va a pasar de un día para otro, así que echa mano de la paciencia.
4. Maullar por la noche
Los motivos por los que un gato se pone a maullar por las noches pueden ser varios.
Por un lado está el motivo natural de su forma de ser, y es que su instinto cazador se activa especialmente cuando anochece. Con lo cual, ¡es normal que su ciclo de sueño sea diferente al nuestro!
Por otro lado, puede pasar que que esos maullidos sean síntomas de estrés, ansiedad, dolor o una desorientación.
Si tu gato toma esta actitud de repente, lo mejor es que consultes a tu veterinario para asegurarte de que su salud está bien. Si es así, el problema será el primero que hemos comentado y puedes hacer varias cosas para corregirlo.
Por ejemplo, encárgate de que por el día tu gato gaste muchísima energía. Sobre todo emplea juegos de caza con algún muñeco que pueda simular ser su presa.
Por otro lado, mientras vas corrigiendo esa actitud, no le hagas caso a tu mascota cuando te maúlle por la noche. Lo que quiere es llamar tu atención y si lo logra, nunca parará de hacerlo.
5. Traer presas
Este es un comportamiento de los gatos de lo más curioso. Que un gato te lleve su presa es un signo de amor hacia ti. ¡Sí, sí, como lo lees! Sin embargo, algo que quiere ser una actitud bonita a nosotros nos puede horrorizar. ¡Encontrarnos a pequeños animales muertos a nuestros pies no es muy agradable!
Es por ello que lo ideal es que cuando nuestro gato haga esto, lo ignoremos o mostremos nuestra desaprobación deshaciéndonos pronto del regalo. De esta manera, el felino no podrá asociarlo con una muestra positiva por nuestra parte y dejará de ofrecernos su caza.
6. Arañar muebles y cortinas
Ningún sillón, cojín o cortina sale completamente ileso de un hogar si hay un gato rondando cerca.
Usar las uñas estirando sus patitas es muy normal y necesario para los gatos por varias razones: forma parte de su ejercitación, les ayuda a limarse las uñas y a marcar su territorio.
Para corregir este mal comportamiento de los gatos debes proporcionarle un elemento que sea atractivo para él y que sustituya nuestros enseres para estas tareas. ¡Un rascador va a ser tu salvador!
Es importantísimo que tengas un rascador para tu gato en casa, no solo por la razones mencionadas, sino porque también les ayuda a liberar estrés.
7. Morder y arañarte las manos
Seguramente, cuando tu gatete era pequeño, jugabas con él usando tus manos para hacerle rabiar un poco aunque fuese de broma. Y claro, ahora que ha crecido, y con él sus dientes y uñas, no te puedes quejar de que quiera seguir jugando con tu manos como antes. ¡Solo que ahora te puede hacer un poco más de daño!
La solución es muy sencilla. Si tu gato te muerde las manos o te las araña cuando jugáis, lo ideal es que empieces a emplear con él juguetes que cuelguen de una caña. De esta manera, tu gato intentará coger el juguetito que cuelgue en la cuerda y tus manos estarán a salvo sujetando la caña.
8. Subirse encima de los extraños
Las visitas de extraños pueden causar muchísimo estrés en los gatos. Si eso le pasa a tu felino, lo normal es que se esconda hasta el invitado o invitados se vayan.
Sin embargo, hay gatos que son bastante desafiantes y, como ven a ese extraño como a una amenaza dentro de su territorio, lo que hacen es invadir su espacio vital para dejar claro quién manda allí.
Esto puede ocasionar malestar en tu invitado, porque por mucho que adore a los gatos (o bien puede ser el caso contrario) puede suceder que no le haga especial ilusión que le clave las uñitas al sentársele encima.
Aquí la solución es sencilla, pero hay que ir con cuidado.
Una de las cosas que más odian los gatos es que los mires fijamente y directo a los ojos. ¡Para todos los mamíferos esto es un signo de amenaza! Quien lo haga estará desafiando al gato y puede pasar que este se dé por vencido y acepte que no es el rey… o puede que use las zarpas y se quede tan tranquilo.
Por eso decimos que la solución requiere de cierto cuidado. Lo mejor es no pasarnos de desafiantes y no acercar demasiado la cara al gato.
Como ves, en muchas ocasiones, el mal comportamiento de los gatos se puede modificar. Llevará tiempo y requerirá que tengas paciencia, ¡pero el resultado merecerá la pena!