El mundo sin duda alguna está cambiando: hay personas que dejan su trabajo para cuidar de animales, en Japón se puede ir en avión con nuestras mascotas, en Estambul protegen a los animales del frío invierno, una persona arriesga su vida para salvar a un perro en pleno incendio… Todas estas historias, ¡impensables hace un tiempo!
En plena guerra de Afganistán, Craig Rossi, un infante de marina, vio a un perro abandonado a su suerte en medio de aquel peligro. Generalmente los perros sin hogar iban en manadas y eran agresivos, pero este era un caso diferente. ¿Adivinas qué hizo Craig?
Se encontró a un perro «con las patas un poco torpes»
Este infante de marina estuvo unos días intentando sobrevivir en pleno combate cuando unos talibanes atacaron el distrito de Sangin, uno de los lugares considerados más peligrosos. Fue al acabar los combates cuando Craig exploró alrededor y se encontró a un perro «con una cabeza muy grande y las patas un poco torpes». ¡Para él fue una sorpresa! No esperaba encontrarse a un perro allí solo tras la lucha intensa que había habido los días anteriores.
Lo observó durante un tiempo y se dio cuenta de que no tenía dueño. Así que hizo lo inesperado: los militares tenían prohibido acercarse a los perros, pero esta vez no lo pudo evitar. Cogió un trozo de carne seca y se acercó al perro poco a poco. Al estar a su lado se dio cuenta de que estaba sucio y cubierto de insectos, pero se puso contento al ver a Craig ofreciéndole comida. «Él movió la cola y me dejo sin aliento».
Craig le acarició detrás de la oreja y el perro se sorprendió, pero aceptó el cariño por su parte. Cuando Craig se dio la vuelta para irse… ¡El perro siguió tras él! Le había mostrado cariño y ya no lo dejaría nunca. Fue entonces cuando lo llamó Fred y la vida de ambos cambió para siempre.
Le pidió a Fred una señal para llevárselo consigo
Carig y su unidad seguían en medio de una guerra, y cuando salían por las noches para comprobar que las familias civiles no estaban en peligro, Fred les acompañaba. Al principio todos estaban preocupados por si quedaban al descubierto por los ladridos, pero lo cierto es que nunca hizo un ruido.
«Yo lo quise desde el primer momento en que me encontré con él».
Cuando llegó la hora de irse porque exigían que la unidad volviera a la base principal, Craig tenía que tomar una decisión. Esa noche se sentó con Fred para aclarar su mente y se lo dijo: «si debo dejarte, necesito una señal». ¡Y lo que pasó entonces no deja de sorprendernos! Cuando Craig se estaba preparando para subir al helicóptero al día siguiente, sintió que algo le tocaba los talones… ¡Era Fred! Y, por supuesto, se lo tomó como una señal y lo llevó consigo.
Una vida nueva después de la guerra
Cuando llegaron a la base principal, se acordó que la DHL mantendría al perro hasta que Craig volviera a EEUU. Entonces podría llevarlo consigo. Fue una espera larga, ya que Craig fue alcanzado por un cohete y sufrió una lesión cerebral. Sin embargo, cuando salió del hospital fue directo a la DHL para recuperar a Fred y emprender su viaje de vuelta.
¡Y por fin llegaron al aeropuerto de Nueva York! «Había todas estas cosas que la gente envía a casa en la cinta transportadora, como alfombras y moquetas… Y luego estaba este perro», señalaba Craig ilusionado.
Desde esa vez que le ofreció un trozo de carne en el campo de combate en Afganistán hasta ahora, son inseparables. En el verano de 2015 viajaron juntos por el país durante dos meses contando su historia a todos los que estaban interesados. ¡Hasta ha pensado escribir un libro sobre el rescate de Fred!