La dermatitis en perros es un problema relativamente común. De hecho, es uno de los problemas cutáneos más habituales y puede deberse a diferentes causas, desde la picadura de un insecto hasta reacciones a productos o alimentos. Además, algunas razas como el bóxer, el bulldog francés, el golden retriever y el pastor alemán tienen mayor predisposición genética a sufrir este tipo de problemas.
¡Pero no todas las dermatitis son iguales! Existen varios tipos de dermatitis canina. Te hablamos de todos ellos y de sus tratamientos.
Dermatitis en perros atópica
(Foto via: consumer)
La dermatitis canina atópica se debe a una predisposición genética a sufrir alergias a componentes externos, como polen, picaduras de insectos, productos químicos… Este tipo de dermatitis suele dar los siguientes síntomas:
- Picazón
- Enrojecimiento de la piel
- Granos o pústulas
- Sequedad y descamación
- Endurecimiento de la piel
- Oscurecimiento de la zona afectada
Suele ser generalizada y afectar a diferentes partes del cuerpo del perro. El tratamiento dependerá de la gravedad, pero consiste normalmente en medicamentos para aliviar el picor, ya que el constante rascado del perro hace empeorar la situación. Además, se administran inmunodepresores.
Si quieres prevenir este tipo de dermatitis canina, una opción es la vacuna, que reduce la probabilidad de sufrirla en un 15% aproximadamente. Además, los perros que la sufren suelen tomar pienso hipoalergénico y champús especiales que evitan la irritación.
Dermatitis fúngica en perros
(Foto via: consumer)
Los hongos son otro de los principales causantes de dermatitis en perros. Razas como el shar pei o el bulldog inglés, entre otros con pliegues en la piel, tienen mayor riesgo de sufrir hongos por la humedad y suciedad que se acumula en su piel. A veces, este tipo de dermatitis canina aparece junto a la anterior, ya que los hongos suelen aprovechar la bajada de defensas para proliferar.
Los síntomas de este tipo de dermatitis son:
- Cambios de color en la piel
- Caída del pelo
- Sequedad
- Supura pus
- Comezón
Este tipo de dermatitis se trata con una pomada antifúngica. Aunque lo mejor es la prevención: no permitas que tu perro, especialmente si es de piel holgada y arrugada, acumule humedad y suciedad en su piel.
Dermatitis por contacto en perros
(Foto via: consumer)
Este tipo de dermatitis es la que produce un agente externo cuando entra en contacto directo con la piel del perro. Pueden ser desinfectantes, cloro, productos de limpieza, pinturas… Los síntomas típicos de esta afección son:
- Inflamación
- Enrojecimiento
- Picor
- Piel endurecida
- Aparición de costras o ronchas secas
Si sospechas de algún producto que pudiera haber provocado esta dermatitis en tu perro, retíralo de inmediato de su alcance y acude al veterinario. Si se hubiera manchado, límpialo cuanto antes, aunque en la clínica veterinaria seguramente le harán una limpieza y desinfección de la zona para luego ponerle el tratamiento más apropiado para su caso.
Para prevenirla, ¡nunca dejes productos irritantes, tóxicos o peligrosos por cualquier otro motivo donde puedan afectar a tu perro!
Dermatitis seborreica canina
(Foto via: muymascotas)
Este desorden cutáneo puede venir causado por diferentes motivos: puede ser por un efecto rebote de un baño excesivo, en el que la piel intenta compensar produciendo más sebo de lo normal. Otra razón puede ser una alergia a componentes externos o a algún ingrediente de su alimento cotidiano.
En este caso, el veterinario realizará un diagnóstico y se actuará en consecuencia: podría ser necesario cambiar el alimento o el champú.
Por desgracia, las dermatitis son problemas que tienen tratamiento, pero no cura. Como nunca podrás deshacerte por completo de ella, lo mejor es intentar prevenirla lo máximo posible: mantén una buena higiene de tu perro, dale la comida más apropiada y propíciale un ambiente sin riesgos para evitar brotes.
Cuidar a una mascota con dermatitis no es complicado realmente. La dermatitis en perros se controla bien si las condiciones de vida, higiene y alimentación son las apropiadas.
