Adoptar un perro y encontrarte con que se trata de un cachorro agresivo puede resultar bastante desesperante. ¿Al tuyo le pasa? Sigue leyendo y te contamos cómo librarte de la agresividad canina.
Cachorro agresivo
Ningún cachorro es agresivo porque sí. La agresividad canina, especialmente en los cachorros, suele ser una consecuencia de ciertas situaciones, como miedo, dolores o inseguridad. Desde luego, no es algo que no se pueda solucionar; la agresividad canina no es motivo para sacrificar a un perro.
Es necesario que seamos conscientes de la edad de nuestras mascotas; no podemos pretender que un perro de dos o tres meses sepa cómo comportarse o no tenga miedo a ciertas cosas. ¡Es un bebé! Para que te hagas una idea, un cachorro de 6 meses es equivalente más o menos a un bebé humano de un año. Aprender lleva tiempo, y más cuando eres un perro que convive con humanos y tienes que comprender un «idioma» distinto al tuyo. ¡No esperemos que un cachorro actúe como un perro adulto! Necesita ir poco a poco.
Cuando un cachorro se muestra agresivo, lo primero que se debería hacer es tratar de descartar que se deba a una enfermedad o dolor. Es posible que el cachorro reaccione mal si no se encuentra bien. ¡Todos nos ponemos a veces un poquito gruñones cuando nos duele algo!
Si tu cachorro es agresivo y no está enfermo, seguramente se deba a un problema de miedo. Si se pone agresivo durante el baño o en las visitas al veterinario, no lo dudes, ¡es inseguridad!
¿Qué conductas son y no son agresivas en un cachorro?
Las acciones agresivas de los perros suelen ser enseñar los dientes y/o gruñir, y a veces incluso morder en momentos de tensión. Sin embargo, a veces tomamos como agresivas ciertas acciones que realmente no lo son, como cuando ladran o muerden suavemente para jugar, buscando atención. ¿Eso es todo? ¡No! Cuando un perro tiene miedo o se siente amenazado, la agresividad canina se puede manifestar de otras maneras:
- Salir corriendo
- Esconderse
- Meter el rabo entre las piernas
- Ladrar más de lo normal
- Intentar escapar cuando alguien lo sujeta
- Temblar
- Bostezar
- Lamerse el hocico
- Llorar y gemir
Consejos para solucionar la agresividad canina
Los miedos e inseguridades de un cachorro agresivo pueden ser de naturalezas muy diferentes, vamos a ver cómo podemos solucionar cada una de ellas para acabar con la agresividad de nuestros peludos:
Manipulación
Es muy importante que tu perro se acostumbre desde pequeño a ser manipulado por los humanos. De esta manera, no tendrá miedo a ir al veterinario, a que lo saluden y acaricien por la calle o al baño. Tenemos que conseguir que se de cuenta de que no queremos hacerle daño y que el contacto humano es inofensivo y seguro.
Si tu perro tiene miedo a que lo cojan, sigue estos pasos:
- Empieza por sus patitas. Toca sus almohadillas y sus patas despacio, sin espantarle. Prémialo cada vez que se porte bien. Si aparta la pata o te intenta morder, no te apresures e inténtalo de nuevo.
- Toca y revisa sus orejas, premiando también su buena actitud.
- Continúa con el lomo, la cabeza y la cola.
- Recuerda ir poco a poco y recompensarle cada vez que te deje tocarle sin protestar.
Así, si tienes un cachorro agresivo por culpa del miedo al contacto, poco a poco lo superará y se tranquilizará.
Grupo de amigos
¿Tu perro se pone agresivo porque tiene miedo de la gente? Para que lo supere, prueba con esta actividad:
Invita a varias personas a participar y haz que se sienten en el suelo, formando un círculo. Dale a cada uno unos cuantos premios para tu perro y pide que los escondan. Mete a tu perro dentro del círculo y espera a que se acerque a las personas por propia iniciativa, sin que lo llamen ni nada.
Cuando tu perro se vaya acercando, cada uno le irá dando los premios que tenga y le dirá «muy bien». Tu perro irá percibiendo la socialización como algo bueno y su ansiedad irá desapareciendo.
«La sala del despertar»
Escoge unos cuantos objetos cotidianos que no se rompan ni puedan hacer daño a tu mascota. Por ejemplo, una botella de plástico, un cubo, una pelota, una escoba y una almohada y repártelos por la habitación. Cerca de todos ellos ve colocando premios o granitos de su pienso e invita a tu perro a entrar.
Una vez dentro, tu cachorro empezará a explorar y a acercarse a todos los objetos para comerse lo que tienen cerca. Cada vez que reaccione bien, se coma algo u olfatee los objetos, dile «muy bien».
Con este ejercicio conseguiremos combatir el miedo a los objetos desconocidos. Tu perro descubrirá olores, formas y texturas nuevas y se irá disminuyendo su agresividad.
Ruidos divertidos
Si tu cachorro es agresivo cuando algunos ruidos le asustan, lo que debes hacer es «mezclarlos» poco a poco con situaciones cotidianas para que los normalice. Por ejemplo, cuando estáis jugando (que tiene la atención en el juego) enciende la aspiradora, la batidora, el secador o lo que sea que le da miedo.
También puedes recurrir a discos ya grabados con diferentes ruidos, como tormentas etc. De esta manera también puedes controlar el volumen y empezar poco a poco, subiéndolo según se acostumbre a él. Así conseguirás que deje de sentir miedo de ruidos comunes.
Socialización
Todos los perros necesitan socializar desde cachorros. Es la única manera de que crezcan sin desarrollar miedos, inseguridades o malos comportamientos que podrían incluso suponer un peligro.
El nivel de seguridad en sí mismo o los miedos que un perro tiene aparecen enormemente influenciados por las experiencias que vive durante sus primeros meses de vida. Cuantos más estímulos reciba de pequeño, mejor se enfrentará a ellos durante toda su vida. Así que no lo dudes, enseña a tu cachorro a moverse por diferentes ambientes, a relacionarse con otros perros, otros animales y personas.
Eso que dicen de que los niños son esponjas ¡también es aplicable a los perros! Durante su etapa de cachorros es cuando más despiertos están al conocimiento, más pueden aprender y sentir… Todo lo que haga en esa etapa determinará su carácter después, así que socializa a tu perro y le librarás de ser un cachorro agresivo.