mi gato no juega

Mi gato no juega: ¿qué le sucede?

Últimamente mi gato no juega y me parece extraño. ¿Debería preocuparme? Inicialmente, la respuesta a esa pregunta debería ser no, ya que el que un gato ya no juegue tanto como antes, no tiene por qué significar un problema grave. Sin embargo, dado que hay muchas razones por las que esto sucede, es mejor estar atentos. Para sacaros de dudas, os explicaremos los motivos más comunes por los que un gato puede dejar de jugar.

Los gatos son juguetones

Quien diga que los gatos no son animales a los que les gusta el juego, es que definitivamente no los conoce bien.

Los felinos no solo se divierten jugando, sino que, además, lo necesitan.

los gatos necesitan jugar

El juego les estimula física y mentalmente. Además, si se trata de un gato casero, a través del juego pueden dar rienda suelta a su instinto cazador.

Por eso, si tienes uno como mascota sabrás que es muy importante saber cómo entretener a tu gato en casa. ¡No solo es cuestión de que se diviertan ellos solitos!

Eso sí, puede pasar que llegue un momento en el cual notes que tu gatete ha perdido el interés por los juegos. Esto puede suceder de manera aislada o que se prolongue mucho en el tiempo. Veamos más en profundidad ambos casos.

Mi gato no juega, pero solo pasa a veces

Estas son las causas que pueden hacer que mi gato no tenga ganas de jugar en algún momento concreto y lo que deberías hacer ante esos casos.

Mi gato no juega porque le duele algo o por enfermedad

¿Tu mascota ha tenido algún accidente últimamente? ¿Tiene síntomas de enfermedad? Entonces no debería extrañarte que ahora mismo no tenga ganas a juego.

Cualquier dolencia afectará al estado de ánimo de tu gato, exactamente como afecta a las personas.

Puede tratarse de una enfermedad o dolor que venga desarrollándose desde hace tiempo o, simplemente, algo pasajero, como un dolor de estómago porque lo último que comió le sentó mal.

Da igual cuál de estos casos sea. Que tu gato no juegue puede ser síntoma de algún problema físico en tu felino. Por ello, si sospechas que podría tratarse de eso, no debes dudar en acudir a un centro veterinario.

No juega porque está triste, sufre estrés o ansiedad

Estas tres razones tienen algo en común, y es que muchas veces están motivadas por un cambio en el entorno del gato.

mi gato no juega porque está triste

Los felinos domésticos son animales de costumbres. Cualquier modificación en su día a día o su entorno puede alterarles, por lo que es normal que si eso pasa, en un momento dado no quieran jugar.

Siempre que sea posible, evita los cambios. No modifiques sus horarios o cambies sus cosas de lugar.

Si el cambio es inevitable, intenta que se produzca poco a poco.

Por ejemplo, ante la llegada de un nuevo felino a casa o de un bebé, déjale olisquear sus cosas previamente antes del acercamiento definitivo.

También puedes ayudar a tu gato en las mudanzas para que no sufra. Por ejemplo, cambiando sus cosas poco a poco, llévandolo a la nueva casa antes de que se produzca la mudanza definitiva, etc.

Ante todo, debes respetar su forma de ser y darle su tiempo. Verás que cuando tu gatito se adapte a lo nuevo, volverá a ser el juguetón de antes.

Por supuesto, hay otros motivos que pueden causar tristeza, estrés o ansiedad en el gato, como una enfermedad.

Por ello, además de intentar que cualquier modificación de su entorno se produzca de manera paulatina, también debes vigilar bien de cerca la salud de tu minino

Mi gato no juega por aburrimiento o frustración

¿Un poco contradictorio? Sí, pero lo cierto es que los gatos también se aburren de jugar o se frustran.

Puede suceder por varios motivos.

  • Uno de los más comunes es que el gato lleve mucho rato jugando y esté cansado o pierda el interés.
  • Otra razón puede ser que si solo tiene acceso a un juguete, este le acabe por no resultar interesante.
  • Por último, puede aparecer la frustración. Cuando jugamos con nuestro gato, debemos dejarle ganar de vez en cuando. Si, por ejemplo, siempre juegas a que debe intentar atrapar algo, pero nunca le dejas llegar a esa «presa», el gato acabará por frustrarse.

Mi gato no juega por frustración

Además de ser generoso o generosa a la hora de jugar con tu mascota, debes asegurarte de que los juguetes que tiene a su disposición son los adecuados, que no sean los mismos desde que era cachorro y que tenga variedad. Esto significa que le des juguetes que estimulen su cuerpo, pero también su mente.

Mi gato no juega tanto como antes desde hace un tiempo

Imagina que sabemos a ciencia cierta que mi gato no está pasando por ninguna enfermedad, no está aburrido ni triste, etc. pero, aun así, no juega tanto como antes.

Los motivos también pueden ser varios.

El paso del tiempo

Puede que se trate de un motivo bastante más natural como es el paso del tiempo.

Cuando los gatos son cachorros, conocer el mundo es toda una aventura y todo les parece un juego.

Es por ello que es bastante normal que, a medida que van creciendo, pierdan un poco el carácter juguetón. Pero un poco, no del todo.

También suele suceder y, de hecho, es algo más evidente, cuando el gato entra en la vejez.

Los gatos ancianos no tienen tanta vitalidad como cuando era jóvenes. Suelen dormir más o, simplemente, desean estar tranquilos más tiempo. Además, el desgaste de sus huesos y articulaciones no ayuda.

Debes asegurar a tu gato mayor una calidad de vida óptima, pero no le puedes obligar a seguir el ritmo que llevaba antes.

Simplemente no tiene ganas

Que los gatetes sean animales divertidos y juguetones no implica que siempre tengan ganas a fiesta.

Como bien dijimos antes, también son animales de rutina: su comida a su hora, su acicalamiento a su hora, su descanso a su hora y su juego, pues también a su hora.

Si irrumpes en su espacio con los juguetes y a él no le apetece, no debes obligarle. Simplemente, respeta su horario.

mi gato no juega porque no le apetece

Una mala experiencia durante el juego

Si el gato ha pasado por una mala experiencia mientras jugaba, es normal que ahora se muestre reticente.

Por ejemplo, imagina que durante el juego, se oyó un sonido muy fuerte que le asustó. O el sonido vino del propio juguete. Posiblemente acabe haciendo una relación negativa entre ambas cosas.

También puede ser que tú tuvieses algo que ver. ¿Le gritaste porque te mordió mientras jugabais? ¿Le castigaste? Puede que ahí esté la respuesta de por qué tu gato no quiere jugar ahora.

Si tu gato te muerde las manos, debes educarle para que no lo haga, pero recuerda que los gritos y los castigos no son la solución.

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Auxiliar de Veterinaria, Graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y redactora SEO especializada en contenidos sobre mascotas. Siempre en continua formación para ampliar sus conocimientos sobre el mundo animal.

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