Adoptar a un perro mayor o en malas condiciones de salud es algo que no hace cualquiera. Sin embargo, cuando conocemos la experiencia de alguien ha adoptado a una de estas mascotas, casi siempre es positiva.
Hoy hemos conocido la historia de Jorge Cuervo, un chico de 29 años que lo tenía claro: quería adoptar a un perro que lo necesitara. Hace tan solo cuatro meses decidió adoptar a Galo, un cruce de pastor alemán y pastor checo de 9 años. Cuando lo cogió de la protectora La Madrileña ya era un perro mayor, tenía artrosis y era muy miedoso.
«Se asustaba con cualquier ruido, se quedaba medio traumatizado y se pegaba todo el rato a mi»
Sin embargo, Jorge, profesor de filosofía entre semana y encargado de un bar de copas los fines de semana, no dejó que eso le impidiera adoptarlo. En esta entrevista le preguntamos qué ha significado para él esta nueva experiencia y cómo Galo pasó de ser un perro miedoso y con poca movilidad a ser un perro mucho más fuerte y feliz.
¿Por qué te decidiste a adoptar un perro mayor?
Llevaba mucho tiempo queriendo adoptar a un perro y de vez en cuando me metía en páginas de protectoras. Estas páginas siempre tienen un apartado de «casos especiales» donde tienen a perros más mayores o que les falta una pata o lo que sea… Los ponen en casos especiales porque nadie se los lleva, pero están ahí. Cuando vi a esos perros sabía que apenas tenían oportunidad de que les adoptaran. Yo sabía que al adoptar uno le iba a hacer un favor para que durante sus últimos años pudiera estar contento y recibiendo cariño.
¿Habías tenido algún perro antes?
Sí, en casa antes teníamos un pastor alemán, típico perro de familia, pero desde que me fui a vivir solo nunca he tenido ninguno y la verdad es que llevaba tiempo pensándolo porque me encantan los animales. No me atrevía a dar el paso, pero este último año tomé la decisión al fin. Conlleva mucha responsabilidad, pero la verdad es que a mí personalmente me está viniendo bien. Son más cosas positivas que negativas las que te da.
¿Cómo se sentía Galo cuando llegó a su nuevo hogar?
Pues en la protectora ya me advirtieron de que era muy miedoso, y de hecho estuvo uno o dos meses muy asustado con cualquier ruido, se quedaba medio traumatizado y se pegaba todo el rato a mi. No sociabilizaba con nadie, ni personas ni perros. Según me dijeron es porque le habían pegado… Cuando le encontraron tenía síntomas de que le habían dado palizas, tenía la columna y la cadera muy fastidiadas. Yo no lo sé… Igual fue que le atropelló un coche o cualquier otra cosa. Pero el caso es que se le notaba muy asustado con todo.
Entonces… Aun sabiendo que era un perro bastante asustadizo, te decidiste a adoptarlo
Sí, y es cierto que eso al principio me dio un poco de miedo, porque con el mínimo ruido o lo que sea ya entran en pánico, corren… Se te pueden perder. Pero adopté a Galo sabiéndolo, y la verdad es que poco a poco ha ido cambiando. Yo creo que al final se ha acostumbrado a la rutina: el saber que tiene su casa, su comida, su paseo…
¿Se encontraba más distante al principio?
Sí, los primeros días eran muy raros. Al principio parecía que estaba pensando «quién es este tío que me ha cogido del sitio donde estaba» (ríe). Puse una cama para él en mi habitación, pero él se quedaba en el salón como diciendo «cada uno en su cuarto». No tenía ninguna confianza y creo que yo le daba un poco de miedo.
¿Cómo hiciste para que fuera cogiendo confianza contigo?
Yo lo que hice fue dejarle su espacio. Que fuera a su ritmo, que cogiera la confianza cuando quisiera, no presionarle. Si le ponía la comida y no quería comer, ya le entraría hambre… Si no quería que le acariciara, también le dejaba a su aire. Y con ese método, poco a poco se empezó a arrimar a mí cuando veía la tele, por ejemplo. Hasta que ya un día cuando me fui a dormir vi que lo tenía a los pies de la cama… Ahí me di cuenta de que me estaba cogiendo cariño.
Claro, es que realmente eres como su «salvador»
Sí, eso es lo que me dice la gente… (ríe) Que Galo me adora. Yo el primer día que me di cuenta de que ya me tenía como referente fue en una reunión familiar. Notaba que venía todo el rato a buscarme. Estaba un poco asustado, pero cuando veía que yo estaba ahí se quedaba más tranquilo.
¿Y desde que vives con él, también ha mejorado su salud?
Sí, muchísimo. Ya me dijeron que iba a pasar, pero es que parece que tiene cinco años menos. Creo que ha sido una mezcla entre el pienso que me recomendó la veterinaria para perros con artrosis mayores y el hecho de vivir en un entorno seco, en una casa… No es lo mismo que vivir a la intemperie todos los días. Y por supuesto, también influye el ejercicio. Salir a la calle, los paseos… Se ha hecho más fuerte y más resistente. Se le nota además que está contento y eso seguro que también influye. ¡Al principio no podía ni lanzarle una pelota!
Tiene que ser reconfortante la experiencia de haberle hecho tanto bien
Sí, sí, para mí ha sido totalmente… Perfecto. El hecho de cómo ha pasado de estar tan mal hasta parecer ahora un jovenzuelo (ríe). Está mucho más activo, antes ni siquiera ladraba, pero ahora se emociona jugando. ¡Hasta empiezo a dudar que tenga 9 años!
¿Cómo fue el proceso de adopción?
La verdad es que fue muy rápido. Yo ya había visto bastantes protectoras por Internet, en Madrid miré un montón. De repente me daba por mirar y veía a algunos perros que me llamaban la atención, pero no me atrevía a dar el paso. Sin embargo, en la última ocasión me puse a ver la página de la protectora La Madrileña y Galo directamente fue uno de los que por las fotos y la descripción sentí que iba a encajar conmigo.
¿Pensaste en comprar en lugar de adoptar?
No. Yo tenía muy claro el hecho de adoptar a un perro, sobre todo uno de los que nadie quiere para darle una oportunidad. No sé por qué la gente nunca quiere adoptar a esos perros, a mí me causaba interés. Yo sé que por mucho que un perro sea mayor, puede encajar bien contigo. Es cierto que hay perros de raza muy bonitos, pero habiendo los perros que hay con necesidades… Me parece innecesario comprar uno.
¿Dirías que te ha cambiado la vida?
Pues sí, sí. La verdad es que al principio lo hice más bien de forma impulsiva, pero para mí ha sido un acierto totalmente. Me siento mucho mejor conmigo mismo y sé que le estoy haciendo un favor a él. Además te da una compañía, un amor y todo… Que mola. Es como tu colega, si estás un día en casa viendo la tele sabes que está ahí y es un compañero en tu vida.
Y con la buena experiencia que has tenido, ¿qué mensaje darías a la gente para que adopte un perro que lo necesita en lugar de comprar?
Pues es que sinceramente no sé cuál es el motivo por el que la gente prefiere comprar, si es por la raza o qué. Al fin y al cabo, en un perro lo que más pesa no es la raza, sino su forma de ser y que encaje bien contigo. En una protectora puedes ir y conocer al perro, puedes incluso pasar tiempo con ellos para ver si salta una chispa o si congenias con él.
La satisfacción que da adoptar un perro que lo necesita y el favor que le haces a él puede con todo. Además, todos los que adoptan a perros mayores, y yo desde que adopté a Galo, coincidimos en que siempre tienen un punto de agradecimiento. No sé si es que los perros son más inteligentes de lo que creemos… Pero ellos son conscientes de que han sido abandonados y de que les han tratado mal. Te lo van a agradecer de por vida.