La llegada de un nuevo miembro de cuatro patitas al hogar es motivo de alegría e ilusión para todos, pero también requiere esfuerzo: es muy importante saber cómo educar a un cachorro.
Te aseguramos que no será difícil, sólo necesita un poco de dedicación y perseverancia. Si te comprometes, prometemos que tu nuevo amigo recibirá una educación excelente y su comportamiento en el futuro será ejemplar.
Lo primero que debes tener en cuenta es que es un cachorro: necesitará tiempo y repetición para aprender, no le castigues cuando falle, ¡sólo sigue intentándolo!
En este artículo te mostraremos técnicas y consejos para hacer de la educación de tu perro un proceso agradable y sencillo. ¿Preparado para ser absolutamente feliz? ¡Empecemos!
Enseñando a dormir a un cachorro
Una de las primeras cosas que debes pensar cuando tu cachorro llega a casa (o mejor antes, para que cuando llegue esté todo listo), es dónde va a dormir el pequeñín.
Puede ser en tu mismo dormitorio o en una habitación aparte, como, por ejemplo, el salón. Recomendamos que sea un lugar acogedor, cómodo y calentito.
Una vez lo tengas elegido, coloca ahí su camita. Igual que tú tienes cama para por la noche y sofá para durante el día, puedes hacer lo mismo con tu perro: que tenga la camita de noche, por ejemplo, en tu habitación, y otra más sencilla en el salón para estar con vosotros durante las horas de día.
A los perritos les encanta sentirse acompañados a todas horas. Así, si quiere echarse una siesta, no necesitará aislarse a otra habitación.
Quizás no quiera hacerlo y si no tiene su propia cama en el salón con vosotros, podría preferir subirse al sofá, y a lo mejor no deseas eso.
Intenta no mover sus camas
Piénsate bien dónde vas a ubicar sus camas, porque no debes cambiarlo.
Si se acostumbra a dormir en una habitación durante unos meses y luego se la cambias de lugar, creerá que es un castigo por haber hecho algo malo.
Si decides que duerma en una habitación diferente a la tuya, es posible que durante los primeros días le oigas llorar… ¡no cedas! Sabemos que cuesta, pero prometemos que se acostumbrará pronto a su “dormitorio”.
Por supuesto, además de la cama, siempre debe tener agua fresca a su disposición.
Fácil, ¿no? Pues ya conoces el primer paso para educar a un cachorro.
Cómo educar a un cachorro, ¡aprendamos a comer!
El segundo epígrafe de esta guía sobre cómo educar a un cachorro se centra en otro pilar básico de su vida: la alimentación.
Los perros, y especialmente los cachorros, ¡parecen un saco sin fondo! Comerán todo lo que quieras darles, nunca se sacian.
Pero esto no es bueno, debes saber cuál es la cantidad de comida diaria que le corresponde a tu mascota, así como en cuántas dosis debes distribuirla.
El tamaño de estas raciones depende de factores como el peso, el tamaño, y más adelante también su nivel de ejercicio físico (una vez el cachorro esté vacunado y pueda salir a pasear).
Fíjate en las anotaciones del envase o consulta a tu veterinario
Si decides alimentar a tu cachorro con pienso comercial, asegúrate de que sea específico para cachorros. En el dorso del saco encontrarás una guía de raciones según su peso.
Si por el contrario te gusta más alimentar a tu perro con comida natural, te recomendamos la dieta BARF. En este caso, le corresponderá comer un 10% de su peso cada día, distribuido en 2 o 3 tomas, procurando que el equilibrio de sus ingredientes sea el adecuado. Por ejemplo, un cachorro de un kilo comerá alrededor de 100 gramos de dieta BARF cada día.
Acostumbra a tu perro a llevar una rutina de comida, con unos horarios establecidos. Tú eres el jefe y decides cuánto come y cuándo, no él.
Por supuesto, la comida debe ser siempre la misma. No vale tener un pienso para cada día, porque su organismo se acostumbra a digerir ciertas cosas y variar de repente puede provocar problemas digestivos.
Te recomendamos que no permitas que coma muy deprisa. Si observas que lo hace, existen comederos especiales con superficie irregular que regulan la velocidad de ingesta.
Y, por supuesto, no lleves a tu perro a hacer ejercicio justo después de comer.
Pis y caca fuera de casa
Otra lección muy importante para educar a un cachorro es hacer sus necesidades durante los paseos, y no dentro de casa.
Es un proceso sencillo, pero puede llevar algo de tiempo, como todo. Cada perro es diferente y tiene su propio proceso de asimilación de normas, su aprendizaje puede demorarse unos meses, no desesperes.
No regañes a tu perro ni te alteres cuando haga pis o caca dentro de casa. Límpialo y olvídalo.
Es muy importante que un cachorro (ya vacunado) salga a la calle entre 3 y 4 veces al día para pasear y hacer sus necesidades. Así, poco a poco aprenderá a asociar el paseo con el momento del baño y se aguantará las ganas hasta el próximo paseo.
Cuando consigas que tu cachorro haga pis o caca durante un paseo, prémiale con mimos y puedes darle alguna galleta o golosina para perros. Es fascinante cómo el refuerzo positivo afianza los buenos comportamientos en los perros.
No saques al perro hasta que no tenga todas las vacunas
Si tu cachorro aún no puede salir a la calle porque no tiene puestas todas sus vacunas, adecúa un lugar de la casa para que pueda hacer sus cosas.
Puede ser un rincón en la cocina o el baño, siempre alejado de su cama y el lugar donde come. Coloca unos cuantos periódicos o pañales para perros del tipo empapador y cuando veas que está a punto de hacer pis o caca, distrae su atención e intenta llevarlo hacia ellos.
Cuando consigas que haga sus necesidades en el sitio adecuado, ¡que sean todo felicitaciones y premios! Así aprenderá a hacerlo ahí y te asegurarás de que no llene tu casa de pis y caca hasta que pueda salir a la calle.
Ante todo ten paciencia y recuerda premiar sus progresos, no castigar sus fallos.
¡Vamos de paseo!
Aunque, con el tiempo, salir a la calle se convertirá en uno de sus momentos favoritos del día, la primera vez con correa o collar puede ser un poco traumática para un perro.
Vamos a ver cómo educar a un cachorro para salir a la calle.
Un perro no puede ir suelto por la calle. Algunos lo hacen, sí, pero desde Wakyma te instamos a que seas un dueño responsable; un perro suelto por la calle puede ser un peligro, tanto para otras personas como para sí mismo (podría ser atropellado o perderse, por ejemplo).
Además, en muchos lugares, llevar un perro suelto es motivo de multa. Por eso, es muy importante que tu perro se acostumbre a llevar correa y que la asocie con algo positivo.
En cuanto tu perro pueda salir de paseo, comienza una de las fases más importantes de su educación: la socialización.
Ahí aprenderá a reconocer, respetar y relacionarse con todo lo que le rodea (personas, perros, su entorno…). Una buena socialización es esencial para tener con un perro una convivencia sana, satisfactoria y tranquila.
¿Cuánto debo ajustar su collar?
El collar de tu perro debe ir flojo, de modo que no se salga de su cabeza pero te quepa un dedo o dos dentro de la circunferencia. Si no, podría hacerse daño. Amplíalo según vaya creciendo. Si se lo dejas puesto todo el día, se acostumbrará antes.
Cuando vayas a salir, ponle la correa y sal tú delante. Recomendamos que, extensible o no, no sea de más de dos metros.
Procura ser paciente durante el paseo, caminará despacito, ¡pero también querrá correr! Aunque debes enseñarle a pasear a tu lado y que tú eres quien manda, intenta adaptarte a su ritmo.
Al volver a casa, entra tú primero y retira la correa. Felicita y premia su comportamiento.
Cómo educar a un cachorro. En casa hay que portarse bien
Otro aspecto importante sobre cómo educar a un cachorro es hacer que aprenda a estar en casa y a convivir con nosotros. Estos son algunos consejos importantes para educar a un cachorro dentro de casa:
- Muéstrale descontento cuando ladre sin motivo, así aprenderá que no debe hacerlo. No seas muy duro, basta con un firme “¡no!”.
- No le des de tu comida desde la mesa. Todos los perros se acercan a los dueños cuando comen por si cae algo. El perro tiene que entender que no es igual que nosotros y cada uno tiene su lugar y momento para comer. La mesa no es suya, ni tampoco tu comida. Si cometes el error de ceder cuando te pida que eches algo, cada vez lo hará más.
- Tú controlas el inicio y el fin de los juegos. Por supuesto, esto no quiere decir que no puedas jugar con él si se acerca a ti con un juguete u obligarle a jugar cuando no quiera. El juego es para pasarlo bien, pero debe entender que tú mandas y decides.
- Acostúmbrale a que no muerda cables o muebles. Si le pillas haciéndolo, di “¡no!” y apártalo de su travesura. Pero ten en cuenta una cosa: no tiene sentido regañar a un perro tiempo después de haberse portado mal, ni por este tipo de travesuras ni por otras. Si no sabes cuándo lo ha hecho, no digas nada, no entenderá una riña de repente.
- Como decíamos anteriormente, él tiene su cama y tú la tuya, él su sofá y tú el tuyo, él su mantita… Igual que con la comida, cada uno tiene sus pertenencias y su lugar. No dejes que se suba en el sofá o la cama. ¿Acaso crees que tu cachorro permitiría que durmieras en su cama? ¡Ja!
Cómo educar a un cachorro en lo más importante de todo, ¡ser feliz!
Trata y percibe siempre a tu cachorro como lo que es, un cachorro. Igual que los bebés humanos, los cachorros sólo quieren jugar, aprender y descubrir. Nunca se portan mal con mala intención o por hacer daño.
Simplemente necesitan que se les enseñe cómo comportarse para que todos vivamos en armonía y seamos felices.
No te obsesiones con la disciplina dura o los castigos, así no aprenden. La clave de cómo educar a un cachorro con éxito es marcarles pautas de comportamiento y ser muy paciente y comprensivo.
Si deseas adiestrar a tu perro para ciertas actividades o quieres enseñarle trucos, eso deberá ser más adelante, a partir de los seis meses de edad, mejor incluso si esperas a que cumpla un año. Primero viene la educación para la convivencia y bienestar, tanto del perro como de los que viven con él.
Recuerda que lo más importante es disfrutar del nuevo miembro de tu familia, no torturarlo todo el día con lecciones o castigos.
Hay que ser responsable y encontrar el momento para cada cosa. Dale todo lo que necesita, como una alimentación de calidad, paseos, amor, cuidados y vacunas y no te olvides de ser feliz, ¡él también lo será!
No hay nada más feliz que una familia con un perro bien educado.