Así es el tratamiento de la dermatitis en gatos

Así es el tratamiento de la dermatitis en gatos

La dermatitis, concretamente la dermatitis miliar o eccema, es la enfermedad tópica más común entre los gatos, además de ser una de las principales causas de la pérdida de pelo en estos animales. Ante la dermatitis en gatos, es importante aplicar un tratamiento para intentar minimizar las molestias de los síntomas. Te contamos cómo se trata esta condición.

Tratamiento de la dermatitis en gatos

Nuestros gatos viven rodeados de elementos que pueden resultar potenciales alérgenos: plantas, polen, ambientadores, productos de limpieza y otros químicos… Además de su propia comida. Son muchos los posibles causantes de dermatitis en los gatos, por lo que es importante conocer su tratamiento.

La dermatitis en gatos se caracteriza por provocar muchos picores, sarpullidos, rojeces, inflamación y descamación en la piel. Para aplicar el tratamiento más adecuado, es fundamental conocer qué alérgeno está provocando la dermatitis, ya que esto puede hacer que varíen los medicamentos utilizados, además de que habrá que eliminarlo del entorno del gato.

Tratamiento de la dermatitis en gatos

Si resulta ser la alimentación, por supuesto, habrá que cambiarla, preferentemente a una de mayor calidad; mejor aún si puede ser premium. El veterinario te recomendará la mejor opción en función de sus alergias. Vigila con qué químicos y materiales tiene contacto tu gato en casa; una vez descubras cuál le produce esa dermatitis, aléjalo de él lo máximo posible.

Esto no será suficiente, es necesario remitir los síntomas de la dermatitis en gatos con fármacos antiinflamatorios, que normalmente se aplican en forma de pomadas. Pide también información a tu veterinario sobre remedios naturales que puedan aliviar sus molestias, como por ejemplo los baños de avena o la manzanilla.

 

Una vez se haya recuperado de los síntomas, tendrás que aplicar todas las precauciones posibles para que no tenga una recaída. La dermatitis en gatos no es una enfermedad grave de por sí, pero puede complicarse mucho, especialmente si el gato se rasca demasiado y se provoca infecciones secundarias. ¡Lo mejor es la prevención!

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