¿Alguna vez has oído que los pit bulls pueden ser peligrosos? Brinks, un perro rescatado en Brooklyn, rompe con esta teoría y nos trae una historia que no nos deja indiferentes.
Brinks, el perro sonriente
Jon y su perro Demo iban paseando por Brooklyn cuando se encontraron con Brinks, un pit bull de 11 meses. Los tres conectaron de inmediato y Jon decidió cuidarle hasta que encontrara a su dueño. Sin embargo, pasaron los meses y el dueño de Brinks no apareció, así que tomo una decisión: ¡Aceptar a Brinks como nuevo miembro de su familia!
12 años después, Brinks sigue sonriendo como el día que lo rescataron. Está rompiendo con el miedo que tiene la gente hacia los pit bull. ¡Es imposible pensar que dan miedo cuando conocen a Brinks!
¿Pero por qué sonríe? Lo más curioso es que este perro tan gracioso sonríe ante los placeres de la vida. Así lo señala su dueño Jon:
“Sonríe si le das golosinas, cuando le saludas por la mañana y cuando está durmiendo. Su sonrisa puede verse en cualquier momento en que el animal esté feliz, si va en coche, si se tumba al sol o está frente al fuego.»
(Foto vía: Instagram)
¿Los perros sonríen como los humanos?
Está científicamente demostrado que los perros curvan la boca y emiten sonidos especiales (algo así como la risa humana) cuando son felices. Aunque creamos que algunas emociones solo existen en los humanos, los animales también pueden sentirlas: Amor, comprensión de los sentimientos de alguien… Y si no, mira a Brinks. ¡Su gesto sonriente es igual que el de la cara de una persona feliz!
Los expertos aseguran además que los canes saben reírse y pueden sonreír casi de oreja a oreja. Así que Brinks no es el único… La risa que escuchan los dueños de los perros cuando están jugando con ellos es justo eso: ¡una sonrisa de un animal feliz!
El científico Konrad Lorenz, con premio Nobel de Medicina, describió la sonrisa de los perros en su libro El hombre conoce al perro:
«Al sonreír, el perro abre de forma ligera sus fauces y enseña un poco su lengua.»
Pero… ¿Los pit bull no son peligrosos?
Lo cierto es que esa reputación que se han ganado los pit bull no es nada justa. Que un perro sea malo o bueno no depende de su raza, sino de que su dueño se haya molestado en adiestrarlo y socializarlo correctamente. El pit bull está incluido en la lista de los perros PPP o perros potencialmente peligrosos por sus cualidades físicas: su fuerza y su presencia imponente, con gran musculatura. Si un perro de semejante porte ataca a un humano, podría ser peligroso, pero con una buena educación nunca lo haría. Brinks, el perro sonriente, está demostrando que ellos no son peligrosos.
Y tú, ¿conoces a algún pit bull?