¿Alguna vez has visto a un gato con un bozal? No es lo común, pero existen. Sin embargo, por diversas cuestiones, muchos nos preguntamos si el uso de este objeto es realmente necesario. Hoy os hablamos del bozal para gatos.
Bozal para gatos: ¿cómo es?
Como decíamos al principio, no es habitual ver a un gato con bozal. Sí lo es en el caso de los perros, para los cuales, en ocasiones es incluso obligatorio. Por ello, existen varios tipos de bozales para los canes, pero no sucede lo mismo con el bozal para gatos.
En el caso de los felinos, no hay una gran variedad de estos objetos y sus formas dejan mucho que desear.
El más común es uno que cubre prácticamente todo el rostro del gatete, dejando tan solo una pequeña abertura para su nariz, como se puede observar en la foto.
El propósito de este tipo de bozal es ponérselo al gato en situaciones estresantes para él que derivan en agresividad y evitarle la visión para que se relaje.
Sin embargo, los expertos aseguran que taparle los ojos al gato puede provocar el efecto contrario en el felino y agravar aún más la situación.
Además, aunque en este caso la tela es transpirable (los hay que no son así) el agujero que posee el bozal es tan pequeño, que el con el propio movimiento del animal se puede desplazar e impedir la respiración.
Existe otro tipo de bozal para gatos que es como un casco de plástico con una abertura frontal. Es mucho más voluminoso pero, por lo menos, permite la visión y respiración en el gato.
¿Es necesario el bozal para gatos?
Entendemos que los gatetes a veces se comportan de una manera inesperada y lo mismo están tan tranquilos a tu lado ronroneando que sacan sus uñas un segundo después y te regalan un arañazo. Entendemos también que en situaciones muy estresantes para ellos, como puede ser acudir al veterinario o cortarse las uñas, puedan volverse algo agresivos, pero ¿realmente es necesario ponerle un bozal?
Los expertos aseguran que con un buen entrenamiento, no es necesario en absoluto.
Como decíamos en el punto anterior, especialmente si se trata del bozal que cubre su cara, la situación al ponérselo se puede agravar, ya que al no ver y no poder jadear y respirar con libertad, la ansiedad del gato aumentará.
Si desde cachorro se acostumbra al gato a los viajes en transportín, a salir de casa para ir al veterinario (recuerda que pasear al gato no es recomendable) o a la rutina de cortar sus uñas, no será necesario recurrir a un bozal cuando sea adulto.
Los únicos casos en el que sí puede ser de utilidad es cuando se vaya a manipular a un gato salvaje o callejero o a un gato que, aunque sea doméstico y esté acostumbrado a diferentes situaciones, requiere de un tratamiento muy invasivo.
El problema se presenta en que estos bozales se están poniendo de moda y muchos dueños de felinos los ven muy útiles para evitar que les muerdan mientras los acicalan o cuando se quedan solos en casa. Una práctica que, en esos casos, se podría considerar incluso cruel.
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