Ser dueño de un gato puede ayudar a prevenir que los niños con un alto riesgo a desarrollar asma se conviertan en niños asmáticos, sugiere un estudio reciente. Contrariamente a la creencia popular, un gato en la casa es bueno para los bebés que nacen con un gen que los hace más susceptibles a la enfermedad.
Investigación sobre los niños asmáticos
Muchos padres asumen que los alérgenos de los pelos de mascotas son responsables de que sus hijos contraigan los problemas respiratorios asociados con el asma, es decir, que se conviertan en niños asmáticos.
Pero, al parecer es lo contrario, afirman los científicos daneses del Centro de Estudios de Copenhague sobre el Asma en la Infancia (Copsac). La «exposición temprana» a estos alérgenos podría ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad y evitar que nuestros hijos se conviertan en niños asmáticos.
Sin embargo, los investigadores del centro especializado en investigación de asma infantil de la Universidad de Copenhague no encontraron beneficios por ser dueños de un perro.
¿Cómo se realizó el estudio sobre niños asmáticos?
En el estudio se analizaron 377 niños que tenían el factor genético de riesgo de padecer asma, ya que sus madres eran asmáticas. Por esto, algunos poseían una variante genética llamada genotipo TT, que se asocia con un mayor riesgo de asma y enfermedades relacionadas, como la neumonía y las formas de bronquitis.
Estos posibles niños asmáticos fueron controlados desde que tenían menos de un año hasta los cinco años, como fue publicado en el estudio del Journal of Allergy and Clinical Immunilogy. En el control se evaluaron dependiendo de su riesgo genético, y si se encontraban expuestos a gatos o perros en su casa.
¿Qué encontraron en este estudio de niños asmáticos?
Tener un gato hizo poca diferencia en los niños con bajo riesgo de asma, afirmó el autor principal del artículo, el Dr. Jakob Stokholm.
Sin embargo, las posibilidades de contraer asma, neumonía y bronquitis estaban «inversamente asociadas» entre los niños con genotipo TT. En otras palabras, cuanto mayor era el riesgo de contraer asma, más beneficios tenía tener un gato.
Los autores afirman: «En general, se ha sospechado que la exposición a perros y gatos aumenta el riesgo de asma infantil, pero los estudios que se han realizado previamente no han sido consistentes”.
«Nosotros encontramos un riesgo menor de padecer asma después de la exposición a gatos de los niños con el genotipo TT de alto riesgo». Adicionalmente agregaron: «no encontramos ningún efecto individual por la exposición a perros en los análisis de alérgenos».
Los resultados sugieren que tener un gato en el hogar podría ser una forma de reducir el riesgo de convertirse en niños asmáticos entre los pequeños que, genéticamente, están en mayor riesgo.
La exposición a los gatos a principios de la infancia tiene un beneficio mayor que en etapas posteriores de la vida, según el informe, especialmente si la exposición ocurre en los primeros 12 años de la infancia.
¿Cómo ayudan los gatos a disminuir el número de niños asmáticos?
Se cree que la exposición a los alérgenos en el pelo de gato ayuda a fortalecer el sistema inmunológico de un niño a medida que se desarrolla, en lugar de hacerlo cuando es un adulto y está completamente formado.
La razón por la cual los gatos son más efectivos que los perros es posiblemente porque es más probable que tengan contacto con la cama de un niño que los perros. Sin embargo, los alérgenos de ambos se encontraron en la ropa de cama en el estudio, afirmaron los investigadores.
Este estudio es realmente interesante, ya que el número de niños asmáticos, que padecen de esta inflamación de las vías respiratorias, ha aumentado durante la última década, afectando a más del ocho por ciento de los pequeños en el mundo. Tener esta información puede ayudar al desarrollo de técnicas médicas que permitan prevenir este tipo de enfermedades en los niños.