Las convulsiones en gatos pueden venir motivadas por muchos tipos de enfermedades o problemas. Se trata de una alteración en los ritmos de la actividad cerebral, un estado de sobreexcitación que provoca descargas eléctricas en el cerebro. Te contamos por qué suceden, cómo reconocerlas y qué hacer para ayudar a tu gato en esa situación.
Causas de las convulsiones en gatos
Hay muchos problemas y trastornos que pueden traer las convulsiones en gatos como consecuencia:
- Enfermedades infecciosas: encefalitis, amigdalitis, peritonitis, meningitis…
- Deformaciones congénitas, como la hidrocefalia
- Traumatismos craneales
- Enfermedades cerebrovasculares
- Intoxicaciones
- Problemas del metabolismo
- Tumores cerebrales
- Rabia
- Efecto secundario de algunos medicamentos
- Leucemia felina
- Deficiencia en los niveles de tiamina
- Inmunodeficiencia felina
- Parásitos
Síntomas de las convulsiones en gatos
¿Cómo puedes saber si tu gato está atravesando una crisis de convulsiones? La reconocerás por los siguientes síntomas:
- Sacudidas y otros movimientos incontrolables de las patas
- Mordida sin control
- Se hace pis y caca sin poderlo evitar
- Rigidez en todo el cuerpo, especialmente las extremidades
- Se cae hacia un lado
- Pérdida de la consciencia
- Salivación, espuma en la boca
Sin embargo, en otras ocasiones las convulsiones se presentan de forma más sutil, camufladas en simples comportamientos extraños, como perseguirse la cola. En una crisis de convulsiones, que duran entre 2 y 3 minutos, el gato puede optar por llamar la atención en busca de ayuda o, por el contrario, esconderse.
Qué hacer si tu gato tiene una crisis de convulsiones
Ante las convulsiones en gatos, lo más importante es mantener la calma, aunque parezca complicado. Si lloras, gritas o agobias a tu mascota, esto empeorará la situación.
Busca un lugar seguro para colocar a tu gato tranquilo y fuera de peligro, alejado de escaleras o lugares altos para que no se pueda caer. Una vez ahí, túmbale cómodamente, ¡pero no lo manipules demasiado! Y sobre todo, nunca hagas movimientos bruscos ni metas en dedo en su boca, ¡en un ataque como ese podría morderte muy fuerte!
Si hay algún estímulo molesto, como un ruido fuerte, y lo puedes apagar, hazlo. Es importante que esté lo más tranquilo posible. Ahora sólo queda esperar a que la crisis pase; mantente a su lado, pero sin agobiarle. No le des agua ni comida, ni tampoco intentes envolverlo en mantas, no es necesario y podría sentarle mal.
Cuando todo se haya estabilizado, debes acudir al veterinario inmediatamente. Las crisis sólo duran unos minutos, pero si ocurren es porque hay algún problema detrás y es necesario tratarlo cuanto antes.
¡No ignores las convulsiones en gatos! Podrían ser un indicador de algún problema grave.