Los caracoles, además de ser unos moluscos que andan muy despacio, producen una cosa que se llama baba. Una cosa que suena un poco desagradable verla o tocarla en los caracoles, pero que bien que nos echamos en la cara o en el cuerpo en forma de crema con etiqueta bonita (¡y que además no es nada barata!).
(Vía: Vaderisas)
La baba que se usa en cosméticos es la que producen para defenderse
Todos hemos visto alguna vez a un caracol arrastrándose por el suelo como cuando los humanos nos levantamos de resaca. Para este desplazamiento, los caracoles liberan una especie de mucosa que hace que moverse sea más fácil. Sin embargo, al contrario de lo que se cree, no es esta la baba que se usa para los cosméticos.
Los caracoles producen otra baba… Se trata de la secreción que el caracol desprende cuando necesita defenderse.
Esta baba que el caracol genera para defenderse ante estímulos externos (como radiaciones o estrés mecánico), es la que se usa para los cosméticos. Por tanto, para la extracción para su uso comercial, se necesita un grupo de profesionales del sector que lo «estresen».
¿Sorprendido?
¿Por qué se usa para la piel?
La baba de caracol se usa para cientos de cosméticos por sus múltiples propiedades para la belleza. ¿Alguna vez habéis escuchado que el Aloe Vera tiene propiedades para que la piel cicatrice rápido? Con la baba de caracol pasa lo mismo.
Esto es posible por a un compuesto químico que se llama alantoina. Aunque compuesto químico os suene a poco natural, lo cierto es que está presente en la misma secreción que fabrican los caracoles. La baba cuenta también con un ácido glicólico que sirve como exfoliante.
Además… También tiene propiedades antioxidantes (sí, eso que siempre escuchamos que tienen los tés y las infusiones).
Todos los animales nos aportan cosas, pero…
CONCLUSIÓN: da igual que sean insectos, moluscos, peces, mamíferos, dinosaurios… Los humanos aprovechamos todo de los animales (y no solo para satisfacer nuestras necesidades culinarias). Los caracoles, a pesar de ser uno de los animales más lentos del planeta, nos hacen más guapos.
Pero si «estresamos» a un animal solo por nuestra belleza… ¿Dónde está el límite?
(Vía: Gifmania)