La hipertensión en gatos puede ser de esas enfermedades silenciosas que afectan gravemente la salud de nuestro felino. Os hablamos de ella para que la conozcáis un poco más y sepáis cuáles son sus síntomas.
Exactamente, ¿qué es la hipertensión?
Como sucede con los humanos, la hipertensión se presenta cuando la presión sanguínea de las arterias tiene unos valores que se sitúan por encima del nivel normal establecido.
Para concretar, en el caso de nuestros amigos los gatos, consideraremos que existe hipertensión si el valor se encuentra por encima de los 160/95 mm Hg.
Aunque para medir la tensión arterial de los gatos no es necesario una gran maquinaria, ya que se realiza con un brazalete muy similar al de las personas, la tarea puede resultar algo complicada.
Es aconsejable que lo haga tu veterinario de confianza, debido a que la hipertensión puede ser causada por otro tipo de enfermedades. Así que se debe conocer el historial completo de tu amigo de cuatro patas.
Además, un alto nivel de estrés en tu gato, como podría ser el provocado por la simple visita al veterinario, podría llevar a un diagnóstico equivocado.
Algunas de las enfermedades que podría tener como consecuencia la hipertensión son el hipertiroidismo o la insuficiencia renal crónica, pero también la acromegalia (que produce un crecimiento excesivo).
Además, como en los humanos, también puede derivarse de unos hábitos poco saludables que desembocan en el sedentarismo y el sobrepeso.
¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión en gatos?
Las visitas al veterinario de manera rutinaria pueden ser determinantes a la hora de detectar cualquier anomalía en la salud de tu gato. Sin embargo, la hipertensión puede presentar varios síntomas a los que puedes estar pendientes.
Uno de esos síntomas puede ser la ceguera. Si la tensión ha sido alta durante mucho tiempo continuado, puede provocar una ceguera temporal o incluso permanente.
Si tu gato está sufriendo hipertensión, quizás notes cambios en su conducta. Estos pueden ser cambios en sus hábitos alimenticios o de higiene (deja de usar el cajón de arena) o cambio en su temperamento e hiperactividad.
Por otro lado, la hipertensión en gatos también puede provocarles algunos cambios físicos, como pérdida de peso, dificultad al caminar (en un estado ya muy grave de la enfermedad) o un parpadeo frecuente.
¿Cuál es el tratamiento indicado?
Lo primero que hay que saber y que determinará el veterinario es si la hipertensión se deriva de manera subyacente o si ha sido generada de forma primaria.
Una vez se haya aclarado esto, el profesional podrá recomendarte el tratamiento más adecuado.
Si la hipertensión ha sido provocada por otra enfermedad, primero habrá que controlar dicho padecimiento. De esta manera, será más sencillo mantener la presión arterial de tu gato dentro de los niveles normales.
En ocasiones, llevará cierto tiempo encontrar el tratamiento adecuado para la hipertensión. Los antihipertensivos suelen ser una solución al problema, pero dependerá de la situación de cada gato.
Además, si ha afectado a otros aspectos como la visión o el riñón, habrá que recetarle un tratamiento específico para ello y seguir su evolución muy de cerca.