Nuestros perretes son seres leales y cariñosos… ¡a veces más de la cuenta! Pero, ¿hay alguna explicación científica que dé respuesta a ese cariño excesivo? Parece ser que sí y la clave está en el síndrome de Williams-Beuren.
¿Qué es el síndrome de Williams-Beuren?
El síndrome de Williams, también conocido como monosomía 7, es una enfermedad genética que afecta a los humanos. Esta se produce por la pérdida de material genético en el cromosoma 7 del ADN.
En las personas, algunas de las consecuencias que acarrea dicho síndrome son problemas cardiovasculares, posible discapacidad intelectual, dificultad en el desarrollo del lenguaje, problemas en la percepción espacial y emocional, entre otros.
Pero el síntoma que más nos interesa conocer y que tiene relación con nuestros amigos peludos es que las personas que padecen el síndrome de Williams-Beuren suelen desarrollar apego y una sociabilidad y amistad extrema e indiscriminada, incluso con las personas desconocidas.
¿Y qué tiene que ver eso con nuestros perros?
Aquí viene lo curioso.
Un estudio realizado por la Universidad de Princeton (Estados Unidos) reveló que el genoma canino lleva consigo algunos genes relacionados con el síndrome de Williams-Beuren.
De esta manera, se estableció una relación entre ese síntoma en los humanos (la amistad y sociabilidad extrema e indiscriminada) y las respuestas emocionales de los perros.
Además, al detectar dichos genes en los peludos, se investigó también el genoma del lobo (ya sabéis que el perro proviene del lobo) y no se halló rastro de ellos.
Es decir, la hipersociabilidad que caracteriza a los perros es una de las diferencias principales con sus antepasados. Además, esta es consecuencia de miles de años de adiestramiento, así como de algunos factores ambientales.
Como dato extra, se estableció que, entre los propios perros, aquellos que son notablemente más cariñosos con los humanos tienen más alteraciones en esos genes que los que son menos «amistosos».
Se han dedicado varios estudios al aprendizaje y la comunicación de los canes. Sin embargo, esta investigación tan compleja es la primera que da razón a la sociabilidad de los perros.
Aun así, queda mucho camino por delante para confirmar al 100% dicha relación.
El trabajo, que se publicó en la revista Science Advances, se desarrolló con pocos especímenes. Con lo cual, siempre es adecuado repetirla con un grupo más numeroso.
¿No es curioso que la causa de tanto cariño de nuestros perros sea que compartimos con ellos un problema genético?
Y más curioso es aún que dicho problema pueda causar tantos conflictos en la salud humana y que lo mismo haga que los perros sean tan especiales y les facilite la vida.