Cuando un felino llega a nuestra vida, tratamos de darle lo mejor para que viva sano y feliz. No obstante, hay muchas condiciones que pueden darse y que acabarán por afectar a su bienestar. Una de esas condiciones puede ser el megaesófago en gatos. ¿Has oído hablar de ello? Si quieres informarte, en Wakyma te invitamos a seguir leyendo.
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¿Qué es el megaesófago en gatos?
En resumidas cuentas, el esófago es aquel conducto que conecta la boca con el estómago. Pues bien, al igual que el megaesófago en perros, el megaesófago felino es un trastorno que se caracteriza por una dilatación anormal del esófago.
Cuando el animal sufre esta condición, los músculos del esófago no se contraen de forma correcta. Esto provoca una dificultad para que se produzca el paso de los alimentos y del agua al estómago del gato de forma correcta.
Consecuentemente, todo aquello que el gato trague puede quedarse acumulado en el esófago, lo que causará regurgitación, además de otros síntomas desagradables para el animal y su entorno.
Causas del megaesófago felino
El megaesófago felino puede darse por una gran variedad de causas. De las mismas, algunas son congénitas, es decir, el animal nace con ellas, y otras son adquiridas a medida que el animal crece.
Es fundamental entender las diferentes razones detrás de esta condición para poder brindar un cuidado adecuado y, en la medida de lo posible, evitarlas. Por ello, te invitamos a tomar nota de las posibles causas del megaesófago en gatos.
Causas congénitas
El megaesófago congénito es aquel que está presente desde el nacimiento de tu mascota.
En algunos casos, esto puede suceder por herencia genética. Eso significa que uno o ambos progenitores del gato también pueden haber tenido la condición.
Los gatos afectados por esta enfermedad nacen con un esófago anormalmente agrandado o con músculos esofágicos débiles. Eso dificulta la correcta contracción muscular para empujar los alimentos hacia el estómago.
Enfermedades neuromusculares
Algunas enfermedades neuromusculares, como puede ser el caso de la miastenia gravis, pueden afectar la función muscular en general, incluyendo los músculos del esófago.
La miastenia gravis es una condición autoinmune en la que los anticuerpos atacan los receptores nerviosos. De esta forma debilitan capacidad de los músculos para recibir las señales nerviosas adecuadas. Dicha debilidad en los músculos esofágicos puede llevar al agrandamiento del esófago.
Enfermedades metabólicas
Ciertas enfermedades metabólicas, como el hipotiroidismo en gatos, pueden tener un impacto en la salud esofágica del felino.
El hipotiroidismo es una afección en la que la glándula tiroides no produce suficiente hormona tiroidea, lo que puede ralentizar el funcionamiento general del cuerpo, incluyendo la musculatura esofágica.
Daño nervioso
El sistema nervioso cumple un papel fundamental en la regulación de la función esofágica.
Por esa razón, cuando los nervios que controlan los movimientos del esófago se dañan o no funcionan correctamente, el esófago puede dilatarse y no contraerse de forma adecuada, dando lugar al megaesófago.
Este daño nervioso puede ser causado por lesiones, traumatismos, infecciones o enfermedades degenerativas.
Otras causas
Las infecciones virales o bacterianas graves, que afectan el sistema gastrointestinal, pueden ocasionar inflamación y daño en el esófago.
Además, ciertas sustancias tóxicas, como productos químicos o plantas venenosas, también pueden dañar los tejidos esofágicos y provocar el agrandamiento del esófago.
Síntomas del megaesófago en los gatos
El megaesófago en tu mascota felina puede manifestarse con una variedad de síntomas. Estos variarán según su gravedad. Algunos de los signos más comunes son:
- Regurgitación.
- Dificultad para tragar.
- Pérdida de peso.
- Mal aliento
- Tos.
- Babeo excesivo.
- Signos de desnutrición, debido a la mala absorción de nutrientes.
Diagnóstico y tratamiento del megaesófago felino
Ante la sospecha del megaesófago en gatos, es esencial buscar atención veterinaria de inmediato.
El veterinario procederá a realizar un examen físico completo. Además, también puede realizar pruebas adicionales para evaluar el esófago y confirmar el diagnóstico:
- Radiografías.
- Endoscopias
- Estudios de bario.
Con un diagnóstico temprano y preciso se podrá iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible y minimizar el malestar del gato.
En cuanto al tratamiento, es importante destacar que no existe una cura definitiva para esta afección. No obstante, existen medidas que se pueden tomar para ayudar a los felinos afectados a vivir una vida más cómoda y saludable.
Por ello, el tratamiento generalmente se enfoca en facilitar la alimentación y prevenir complicaciones relacionadas con la aspiración de alimentos o líquidos. Estos son algunos de los aspectos que se pueden considerar:
- Modificaciones en su dieta. Los felinos que sufren megaesófago pueden beneficiarse de una dieta especial. Esta consistiría en alimentos blandos, como la comida húmeda para gatos, y fáciles de tragar. A veces, se recomienda alimentar a los gatos en una posición más vertical. Por ejemplo, usando un dispositivo de alimentación especial, como los platos elevados.
- Medicamentos. En ciertos casos, el veterinario podría plantear recetar medicamentos para mejorar la función del esófago y disminuir los síntomas asociados.
Sigue siempre las recomendaciones de tu veterinario y mantente atento a cualquier síntoma o comportamiento anormal de tu peludito. Además, programa visitas regulares al veterinario con el fin de hacer un seguimiento adecuado de su condición.