Hay ciertas enfermedades que sufrimos tanto los humanos como nuestras mascotas. Por ejemplo, la hemofilia en perros existe y es muy importante que conozcas de qué se trata y qué medidas debes tomar si tienes un peludo hemofílico. Por eso, este artículo lo dedicamos a informarte sobre dicha enfermedad. ¡Toma nota!
¿Qué es la hemofilia en perros?
Al igual que en las personas, la hemofilia canina se debe a una coagulación deficiente de la sangre. Por así decirlo, la circulación en sangre es muy líquida, así que, ante cualquier lesión, se produce un sangrado excesivo que puede resultar realmente difícil de detener.
La hemofilia en perros se trata de una enfermedad hereditaria que se transmite desde la madre a las crías, ya que son las hembras las portadoras. Curiosamente, son los machos los más afectados.
Suele manifestarse a partir de los dos meses de vida del cachorro en los casos más leves y un poco más tarde en los más graves.
Y es que al hablar de la hemofilia canina debemos destacar que existen 3 tipos diferentes: tipo A, B y C según se considere leve, moderada o grave.
¿Cuáles son los signos de la hemofilia en perros?
Lo cierto es que los signos de la hemofilia son muy variados según el tipo. En algunos casos leves, los signos, incluso, están ausentes si no existe una herida.
Puede suceder que conozcas la procedencia de tu perro y sepas que ha heredado la enfermedad de su progenitora. En ese caso, tu veterinario de confianza debe estar enterado desde el primer momento, por si a lo largo de la vida del animal surgiese cualquier urgencia.
Si se desconoce, es habitual darnos cuenta de que nuestra mascota es hemofílica cuando el peludo se hace una herida y esta no para de sangrar. Aquí hablaríamos de una hemofilia tipo A, la más leve.
En caso de hemofilias más graves los síntomas pueden ser sangrado debajo de la piel, aparición de hematomas con facilidad, sangrado en las encías cuando crecen los dientes, sangre en las heces u orina, sangrado por la trufa, etc.
El problema grave viene cuando el sangrado es interno. Este, al no ser evidente, es difícil atajarlo y pone en riesgo la vida de tu mascota. Lo mismo sucede si la herida es visible, pero muy profunda.
Sospecho que mi perro es hemofílico, ¿qué hago?
Si no sabes con certeza que tu perro tiene hemofilia, pero tienes una mínima sospecha o si, por lo que sea, tu perro sangra mucho, debes acudir de inmediato al veterinario. Este determinará si es el caso o no mediante ciertas pruebas.
En ocasiones, un sangrado excesivo puede deberse a otros problemas, como un envenenamiento o la toma de algún medicamento que dificulte la coagulación de la sangre. De ahí que sea tan importante la atención veterinaria.
Por desgracia, la hemofilia en perros no tiene cura. Sin embargo, el profesional puede recomendar un tratamiento que mejore la coagulación de la sangre y que contrarreste los síntomas, basado en la toma de vitamina K.
Por otro lado, tú como protector de tu mascota, tendrás que estar muy atento ante cualquier posible lesión. Una mínima herida puede conllevar una transfusión de sangre y si ya hablamos de arañazos o mordiscos, el peligro es aún mayor.