A la hora de distinguir entre los diferentes tipos de cobayas, estas se suelen agrupar en tres grupos: las cobayas de pelo largo, las cobayas de pelo corto y las cobayas sin pelo. Dentro de este último grupo entra la cobaya skinny, un animalito muy peculiar fruto de la mano del hombre.
El origen de la cobaya skinny
Como bien decíamos, el origen de esta cobaya no es del todo natural. En unos laboratorios canadienses, los científicos intervinieron en su genética, modificándola con el fin de estudiar determinados aspectos dermatológicos.
Sin embargo, las cobayas que posteriormente nacieron sin pelo por cría selectiva tuvieron buena aceptación como animal doméstico y su genética ha ido consolidándose de generación en generación.
Características de las cobayas skinny
Aunque el rasgo fundamental de estas cobayas es que no tienen pelo, cabe destacar que poseen una pequeña cantidad de pelaje en su nariz y, en ocasiones, en la parte final de sus patitas.
Al carecer de pelo en el cuerpo es difícil determinar su color como lo haríamos con otras cobayas, pero su piel puede tener diferentes tonalidades: rosada, negra o marrón. Se puede dar que el cuerpo de una cobaya skinny sea de un solo color, de dos o de tres.
Cuidados de la cobaya skinny
Lo más importante que debes saber para cuidar bien de una cobaya skinny es que el frío es muy malo para ella. Por eso, deben vivir en lugares cálidos y con una temperatura constante.
Igual de relevante es evitar que estén cerca de corrientes de aire o que su piel quede expuesta al sol durante mucho rato, pues podrían quemarse.
En cuanto a su alimentación, esta es similar a la de las cobayas con pelo, salvo porque la skinny debe comer más que las otras. Esto se debe a que su metabolismo es muchísimo más intenso.
La fruta y la verdura son las protagonistas de la alimentación de las cobayas skinny, junto con el pienso que les aportará las proteínas y los cereales que necesitan.
La cobaya skinny no deja a nadie indiferente por su apariencia, ¡pero eso no le impide ser una mascota excelente!