Los gatos son conocidos por su elegancia y agilidad, pero cuando se trata de nadar, su habilidad acuática es motivo de debate. A diferencia de los perros, que a menudo disfrutan de chapotear en el agua, muchos gatos parecen evitarla a toda costa. Sin embargo, ¿esto significa que los gatos no pueden nadar en absoluto? Te invitamos a descubrir con Wakyma si los gatos saben nadar.
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Anatomía felina y su adaptación al agua
Los gatos son animales altamente adaptados a la vida terrestre. Sus cuerpos están diseñados para la caza y el movimiento en tierra firme. Su estructura ósea y muscular les permite saltar, trepar y correr con gran destreza, pero su anatomía presenta algunas limitaciones cuando se trata de nadar.
Es cierto que los gatos tienen cuerpos esbeltos y una musculatura que les brinda una gran flexibilidad. Sin embargo, carecen de la capa de grasa subcutánea que les proporcionaría una mayor flotabilidad en el agua.
La aversión al agua de los gatos
Muchos propietarios de gatos pueden dar fe de la aversión generalizada que estos felinos sienten hacia el agua.
La mayoría de los gatos domésticos parecen evitar el contacto con el medio líquido a toda costa y pueden mostrar signos de incomodidad e incluso ansiedad cuando se ven expuestos a él. Por eso hay que ser muy cautelosos a la hora de bañar al gato.
Esta aversión al agua puede atribuirse a diversos factores, como la falta de experiencia temprana a la misma, el miedo a lo desconocido (neofobia) y la sensibilidad de su pelaje.
De hecho, tener el pelo mojado les provoca una sensación muy incómoda, que les lleva a lamerse compulsivamente.
Dicho esto y dada su repulsa al agua, es normal que nos preguntemos entonces si los gatos saben nadar o no.
¿Los gatos saben nadar?
A pesar de su aparente aversión al agua, los gatos saben nadar, pues tienen la capacidad física para ello.
Es cierto que no son nadadores naturales como los perros (hay perros a los que les encanta el agua) o los patos. A pesar de ello, en caso de caer accidentalmente al agua, muchos gatos pueden realizar movimientos de natación básicos para mantenerse a flote y llegar a un lugar seguro.
Estos movimientos suelen incluir patadas de las patas traseras y movimientos de las patas delanteras para propulsarse.
Eso sí, que los gatos puedan nadar si es necesario, no significa que disfruten de la experiencia. La mayoría de los gatos prefieren mantenerse secos y limpios, y su instinto natural de acicalamiento les permite mantener su pelaje en óptimas condiciones sin la necesidad de bañarse.
Además, el pelaje de los gatos no está diseñado para retener la humedad, lo que les hace más propensos a sentirse incómodos y fríos cuando están mojados.
Algunas excepciones a la regla
Aunque la mayoría de los gatos parecen evitar el agua, existen ciertas excepciones a esta regla.
Algunas razas de gatos, como el gato turco de Van, el Peterbald y el gato Maine Coon, tienen una mayor afinidad por el agua y pueden disfrutar chapoteando en piscinas o incluso acompañando a sus dueños en actividades acuáticas.
De hecho, los dos primeros cuentan con patas semipalmeadas (como los patos), lo que les ayuda a nadar mejor.
Sin embargo, estos casos son menos comunes y no representan a la población felina en general.
En conclusión, los gatos saben nadar, puesto que tienen la capacidad física para ello. Sin embargo, la mayoría siente aversión natural al agua y su anatomía no está del todo adaptada para la natación. Esto los hace menos adeptos a esta actividad en comparación con otros animales, como los canes.
Aunque hay excepciones a la regla y algunos gatos pueden disfrutar del agua, en general, los felinos prefieren mantenerse alejados de las fuentes de agua. Por ello, es importante respetar y comprender la relación de tu mascota con el medio líquido y brindarle alternativas adecuadas para su higiene y bienestar.