La llegada de la primavera trae consigo muchas cosas buenas. Por ejemplo, con el aumento de las temperaturas nos apetece salir más a pasear con nuestras mascotas por parques y zonas arboladas. Sin embargo, esta estación también trae algunos peligros, como es el surgimiento de la procesionaria. El peligro de la oruga procesionaria es real para las personas, pero también, y muchísimo más, para las mascotas.
El porqué del peligro de la oruga procesionaria
Tras el invierno, esta oruga desciende de los árboles, moviéndose una detrás de otra, como si fuesen en procesión, para llegar a enterrarse en el suelo y seguir con su ciclo vital.
Sin embargo, en ese descendimiento pueden provocar grandes daños a los seres vivos que se cruzan en su camino.
Entre esos efectos negativos está la deforestación de pinares, ya que esta oruga se alimenta de sus hojas (acículas).
En el caso de las personas, las reacciones alérgicas y urticarias son muy comunes si se entra en contacto con ellas.
Sin embargo, suelen ser nuestras mascotas las que peor paradas salen cuando se encuentran con la oruga procesionaria, puesto que tienen más facilidad para entrar en contacto con ella y sus consecuencias son más graves.
Los pelos en forma de púas que recubren el cuerpo de la oruga provocan problemas graves en la piel del animal, pudiendo llegar, incluso, a la necrosis si el contacto ha sido directo y continuo sin tratarlo. Pero es que el simple hecho de olfatearlas también puede ser mortal, ya que al aspirarlo, su sistema respiratorio se inflama, con la consecuente asfixia.
Por desgracia, esta plaga ya está presente en España como cada año, pero además, se ha notificado un posible aumento de las poblaciones de orugas procesionarias en nuestro país.
¿Qué puedo hacer ante la llegada de la oruga procesionaria?
Como ves, el peligro de la oruga procesionaria es muy grande, ya que su veneno puede afectar no solo por contacto directo, sino por vía aérea.
Lo ideal es que te mantengas alejado de las zonas de pinares y grandes árboles durante la primavera o, al menos, no pasear muy cerca de los troncos de los árboles por los que puedan estar bajando las orugas.
Si esto no es posible, lleva a tu perro con correa para poder vigilarlo constantemente y alejarlo en caso de encontraros con una hilera de estas orugas.
Sin embargo, como es normal, no siempre será posible evitarlo.
Si esto sucede, algunos de los síntomas del efecto de la oruga procesionaria en perros, dependiendo del tipo de contacto y gravedad, son:
- Urticarias en la piel.
- Vómitos.
- Fiebre.
- Secreción nasal.
- Inflamación de la boca y de la lengua.
- Inquietud.
- Rascado.
- Intentos de rascarse la boca (si la ha tocado con la lengua).
- Ampollas en piel o lengua (depende de con qué haya sido el contacto).
- Salivación excesiva.
- Imposibilidad o problemas al intentar cerrar la boca.
Si tu mascota ha sido afectada, no tardes: ¡debes llevarla urgentemente al veterinario! Cuanto antes lo hagas, más posibilidades hay de que los efectos puedan solucionarse.
Eso sí, mientras acudes a un centro, puedes poner en práctica algunos primeros auxilios ante la procesionaria, como lavar con abundante agua o suero la zona afectada para que se vayan cayendo las púas de la oruga.
Hazlo con guantes o con algo que proteja tu piel, y con mucho cuidado de no apretar la zona, puesto que el veneno podría expandirse aún más.
Y recuerda que la oruga procesionaria es uno de los peligros para los perros en primavera, pero no el único