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Ana: «Desde que Maya se ha recuperado conmigo ya ni se dan cuenta de que le falta una oreja»

Hay gente que no tiene problema en abandonar a sus mascotas, pero también hay gente que no duda en rescatarlos allá donde los vea. Ana lo tiene claro: no puede ver a un perro o un gato tirado en la calle y no hacer nada por él. Así fue como conoció a su perra Maya hace 8 años.

#NoRegalesAbandono: la historia de Ana y Maya

En relación a nuestra campaña de Navidad #NoRegalesAbandono, Ana nos cuenta cómo rescató a Maya, una perrita a la que encontró con desnutrición severa y sin una oreja y nos da su opinión sobre la adopción a perros que tienen algún problema físico.

«Todo el mundo lo veía y decía «ay qué lindo», y luego decían «ay, pero le falta una oreja». Ahora pesa unos 11 kilos y en aquella época pesaba 3 kilos y medio… Era puro hueso, no tenía pelo. Desde que se ha recuperado conmigo ya ni se dan cuenta de que le falta una oreja.»

Ana Maya Dana noregalesabandono entrevista

 

¿Cómo llegó Maya a tu vida?

Cerca de casa había una universidad y yo iba a hacer ejercicio allí casi todos los días. Un día de camino en el coche vi a dos perritas en una carretera de doble vía sin acera. Estaban arrinconadas y ahí ya el corazón se me paró, como siempre me pasa cuando veo a algún perro o algún gato en la calle. Seguí de largo porque no había manera para poder aparcar ahí, así que me fui hasta llegar a la universidad. No paraba de decirme a mi misma: «No, olvídate, no puedes hacerte cargo de otro perro».

Sin embargo, cuando llegué a la universidad estaban dando un concierto y lo primero que pensé fue: «esto es un mensaje divino, tengo que volver a buscar a la perra». Así que fui y me acerqué al rellano donde estaban ellas, aparqué el coche y me bajé. Empecé a acercarme muy despacio porque la vía era bastante peligrosa… De hecho, la gente de los coches me decía que tuviera cuidado, que me iba a agarrar garrapatas o pulgas…

 

¿Hay mucho abandono en Venezuela? 

Sí, sí, el tema de abandono en Venezuela es horrible, yo creo que incluso peor que la situación en España. Los ves a diario en un estado que tú dices «madre mía, cómo nadie pudo hacer algo en algún momento».

En fin, al ver a la pobre Maya me senté en el suelo y empecé a hablarle bajito para no asustarla. De repente se levantó y fue a por la otra perra, que creo que era su madre porque era muy parecida a ella. Pero estaba muerta… Maya le daba con el morro, yo siempre digo que estaba mostrándomela para que intentara ayudarla. En ese momento pude coger a Maya por las patas para ver si estaba herida, pero no tenía nada, así que la metí en el coche y la llevé directa al veterinario. La dejaron en observación y no tenía nada grave más allá de una desnutrición asombrosa y golpes: los dientes los tenía partidos, le faltaba una oreja… Por su estado yo creo que ella nació en la calle, no era un perro de casa.

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¿Intentaste ponerla en adopción?

Sí, porque ya tenía dos perros viviendo conmigo. Me la llevé a un par de jornadas de la ONG con la que yo trabajaba y era muy gracioso, porque todas las compañeras me decían «¿pero cómo la vas a dar en adopción, tú no ves cómo te mira esa perra?» Cuando intentaba dejarla a veces con otra persona, armaba un escándalo… Pero claro, yo no podía tenerla.

 

Claro, te tenía como su salvadora…

Sí, sí, pero era una cosa que parecía que la estaban matando cada vez que me alejaba un poco. Pero sí, en aquel momento ella pensaría que yo era la que le había sacado de la calle. La noche que llegó además fue muy graciosa porque yo pensaba: «si la meto en mi cuarto a dormir conmigo, ya asumo que es mi perra…» Pero cuando la dejé en el salón y me metí en mi cuarto la escuchaba llorar… Fui a verla y estaba mirando hacia mi cuarto como si no entendiera qué estaba pasando. Ni siquiera se atrevía a salirse de la cama, estaba confundida ante la situación. Así que no pude evitarlo y la llevé a mi cuarto. Y claro, a partir de ahí yo ya dije «este perro no se va a ir a ningún lado».

 

¿Y cuando la pusiste en adopción, cómo se tomaba la gente el hecho de que le faltara una oreja?

Pues son esas tonterías que a veces yo digo… Es cosa de nosotros humanizar a los animales. Si a un perro le falta una pata, por ejemplo, él no se entera, él aprende a vivir con tres patas y va por ahí como si fuera lo más normal del mundo. Yo creo que todavía está muy presente el tema de las apariencias. Si estamos pendientes de nuestras apariencias, ¿cómo no van a juzgar a un animal que le falta una pata o una oreja? Había una señora por ejemplo que me dijo: «ay, pero es que yo quería una perra para mi hija y quería ponerle ganchillos en las orejas, así que a esta no puedo». Y yo ahí pensé… «¿Pero eres tonta?»

 

¿Cómo era Maya cuando llegó a tu casa? ¿Estaba asustada?

Tanto Dana, mi otra perra, como Maya han sido muy dependientes de mi. Maya, evidentemente, mucho más, donde estaba yo ella también estaba. Era tímida y muy posesiva con la comida. Eso sí, en el momento en el que la eduqué se pasó ese problema.

 

¿Cómo hiciste para que cogiera confianza contigo y fuera menos miedosa?

Con tiempo y poniéndole carácter. Al final es como tener un niño, tú tienes que enseñarle lo que está bien y lo que está mal riñéndole o diciéndole «muy bien». Si por ejemplo me gruñía, le quitaba la comida un rato hasta que dejaba de hacerlo. Poco a poco se le fue quitando el miedo y la inseguridad de que le iba a faltar comida. La maravilla de los animales es que son súper agradecidos, ellos saben que dependen de ti para vivir, así que lo aprenden, lo ven y te lo agradecen cada día.

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Imagino que esa situación tiene que ser gratificante para ti también

Un día estaba Maya acostada conmigo y yo pensaba: «¿Se acordará de la vida que tuvo?» Cuando la veo tan feliz siempre me lo pregunto. Ya lleva 8 años viviendo conmigo, y ver todo el cambio que ha tenido tanto en el físico como de carácter desde luego es gratificante. Antes se asustaba mucho con otros perros o con el ruido de una moto… Son pequeñas cosas que hacen ver los cambios y te hacen pensar en la capacidad que tienen los animales para adaptarse a la situación que les toca. A mis perras no les importa si vivo en una mansión, en un piso de 40 metros cuadrados o debajo de un puente. A ellas lo único que les importa es que yo esté.

 

Y con tu experiencia, ¿qué mensaje darías a la gente para que la gente se anime a adoptar a un perro aunque tenga un problema físico?

Ay, pues que no vean lo físico, que vean el espíritu y la personalidad del animal, que para él no es un limitante. Da lo mismo si tiene una oreja o tiene dos. El cariño que tú recibes de un animal cuando es rescatado no tiene comparación. A Dana la compré de un criador y también me quiere muchísimo, pero es que nunca es igual. Yo creo que nadie en la vida me ha visto con tanto amor como con el que me ve Maya. Muchas veces recuerdo una cita que dice : «quisiera ser la mitad de bueno de lo que mi perro cree que soy». La gente tiene que experimentar y quitarse un poco las caretas que tenemos con el tema de perro de raza.

 

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