La agresividad se encuentra presente en la vida de todos los animales, en mayor o menor medida, bien de forma física o de manera indirecta. En el caso de los humanos, o al menos la mayoría de nosotros, hemos logrado desarrollar fórmulas para controlar la agresividad. Esto también ha pasado en los animales, pero en algunos casos no pueden evitarla. Especialmente cuando se trata de sobrevivir. Hoy hablamos del comportamiento agonístico, que para ir introduciendo el concepto, se trataría de las conductas sociales de lucha.
Comportamiento agonístico: ¿qué es?
El comportamiento agonístico es aquel comportamiento cuyo fin es dañar a otro animal. Esto también incluye conductas de control de la agresividad, aunque estas no sean físicas.
Hay dos vías de clasificación del comportamiento agonístico en animales:
- Interespecífico: las agresiones van dirigidas a miembros de especies diferentes a las del animal que las provoca. Ejemplo de ello son las conductas de competencia por los recursos y el territorio, la defensa y la depredación.
- Intraespecífico: se trata de agresiones dirigidas a individuos de la misma especie. Algunos casos muy concretos son las peleas por el apareamiento, competencia por la comida o los comportamientos de dominancia.
Cabe recalcar que los comportamientos agonísticos no siempre suponen una agresión directa. Técnicas como las amenazas son también muestras de comportamiento agonístico, pero previas a pasar a algo físico.
Por ello, en ocasiones, el enfrentamiento entre los individuos de un mismo grupo no tiene que suponer una agresión directa.
Tipos de reacciones agonísticas
El comportamiento agonístico puede variar acorde a la especie. Aun así, una interacción agonista puede constar de tres tipos de reacciones:
- Las amenazas: vocalizaciones, mostrar los dientes, etc.
- La agresión física.
- La sumisión.
Es cierto que estos tres comportamientos se encuentran relacionados entre sí de manera funcional y fisiológica con la agresividad. Sin embargo, quedan fuera de lo que realmente sería un tratamiento agresivo.
Continuando con la explicación, los comportamientos agonísticos pueden contemplarse de forma individual entre dos animales. Normalmente, se sucede en una secuencia de principio a fin.
Dependiendo de la causa, los comportamientos agonísticos pueden ir desde una pelea a muerte a un comportamiento de exhibición o ritualista.
Control de la agresión
A pesar de que se pueda pensar lo contrario, las peleas físicas entre los animales no suelen ser el comportamiento agonístico más habitual. En muchas ocasiones, por más que un animal sea agresivo, la pelea puede acabar con su vida. Por lo tanto, es normal que muchos las eviten a no ser que tenga indicación segura de que ganarán sin padecer heridas.
Debido a esto, suelen ser más comunes los alardes y las conductas amenazantes. Por ejemplo, una actitud usual es la de hacer que el cuerpo parezca más grande: enderezándolo, erizando la piel, elevando la cola y otras partes del cuerpo que de normal están en reposo, como las alas.
Además, todo ello se suele acompañar de señales acústicas como gritos, gruñidos, rugidos, etc.
Ejemplos de comportamiento agonístico en animales
Veamos ahora más específicamente algunos de los comportamientos agonísticos más frecuentes en los animales.
Lucha por los recursos
Una competición con otra especie por un recurso que supone la supervivencia suele traducirse en comportamientos agonísticos como pueden ser la territorialidad.
No obstante, cuando los individuos que se enfrentan son del mismo grupo, dichos comportamientos irán más destinados a suscitar una respuesta de sumisión que a un ataque, lo que a su vez trae mayores posibilidades llegar a compartir ese recurso.
Defensa de un territorio
En aquellos territorios donde conviven especies diferentes o miembros solitarios de una misma, los comportamientos agonísticos son fundamentales para asegurar el acceso a los recursos para vivir.
En este aspecto, muchos son los casos en los que el hecho de pertenecer a un mismo grupo y cuanto más numeroso, mejor. Esto aumenta las posibilidades de hacerse con un territorio.
Jerarquía
El establecimiento de jerarquías entre los animales es una conducta muy común. Para ello, suelen tener actitudes agonísticas que no siempre implican ataques físicos.
El tamaño, la edad o el sexo son factores que pueden influir en la manera de organizar las jerarquías animales.