Aunque «dar besos» es una actitud más canina que felina, los gatos también pueden ser muy cariñosos con sus dueños y regalarles unos buenos lametones. Si es tu caso, seguro que has notado que su lengua tiene una textura que no es precisamente suave. ¿Por qué la lengua de los gatos es áspera y, por ejemplo, la de los perros no? ¡Te vamos a sacar de dudas!
¿Por qué la lengua de los gatos es áspera?
La respuesta te va a sorprender. La lengua de los gatos es áspera porque consta de cientos de papilas de queratina con forma de pequeñas agujas o espinas.
Sabiendo esto es normal que el tacto de ese lametazo sea bastante rugoso, ¿no? Eso sí, debes tener en cuenta que ese beso es una de las maneras que tienen los gatos de demostrar su amor. ¡Siéntete muy afortunada o afortunado!
Además de este dato tan curioso, algunos estudios han demostrado que cada una de las papilas de los gatos contienen en su interior una cavidad. En la misma se va recogiendo la saliva del animal que luego emplea, por ejemplo, durante el acicalamiento para mantenerse limpios.
Funciones de las papilas de los gatos
Específicamente, las papilas felinas que te hemos comentado le permiten al animal:
- Limpiarse, como ya hemos dicho.
- Alimentarse.
- Beber agua.
En cuanto a la limpieza, al pasar la lengua por su pelaje, esas agujitas le permiten retirar suciedad superficial y pelos muertos. Eso sí, dado que son muy constantes con su acicalamiento, es importante ofrecer malta para gatos a la mascota y evitar así la formación de bolas de pelo en su estómago.
Sobre la alimentación hay que decir que las papilas, además de permitirles saborear la comida, por su forma les ayudan a comer mejor, retirando carne de hueso en caso de alimentarse de las presas que cazan.
Por último, en cuanto al agua, los gatos no la recogen en forma de cuchara como hacen los perros. Ellos, al introducir la lengua en el líquido hacen que este se quede en esas cavidades internas de la papila que hemos mencionado.
Por último una curiosidad más sobre la lengua del gato. Seguramente pienses que con semejante característica en su lengua, los gatos deben percibir todos los sabores, incluso algunos matices que nosotros no. Pues lo cierto es que los felinos no son capaces de distinguir uno de nuestros sabores favoritos… ¡el dulce!
Aunque bueno, pensándolo bien, mejor para ellos. Los gatos no pueden comer ninguna de las chucherías que nosotros ingerimos a veces. Así que de esta manera, al menos no saben lo que se pierden. ¿No crees?