El transportín de tu mascota es un elemento muy necesario a la hora de trasladar a tu animal de compañía. Bien sea por una visita al veterinario o por un viaje, el transportín debe estar presente. Sin embargo, muchas personas pasan por alto ciertos aspectos, perjudicando a su mascota. ¡Esto es lo que no debes hacer con el transportín de tu mascota!
Cosas a evitar con el transportín de tu mascota
Toma nota de estos aspectos y evita los errores más frecuentes que cometemos con el transportín.
1. No limpiarlo tras cada uso
El olfato de los perros y de los gatos es muy superior al nuestro. Por eso, olores que para nosotros son imperceptibles o nada molestos, para ellos son una maravilla o un horror.
Para que los malos olores no les perjudiquen, tras cada uso debes limpiar el transportín de tu mascota.
Si la última experiencia del animal dentro de él no fue agradable, puede haber restos de ese momento. Dichos restos pueden ser visibles (si se hizo pipí o caca o vomitó dentro) o no.
Por ejemplo, las feromonas de alerta de los gatos pueden quedarse impregnadas en el transportín, lo que hará más complicado que entren la siguiente vez.
2. Equivocarte en el tamaño
La experiencia de estar dentro de un transportín no suele ser nada agradable para los animales. Si a eso le sumas que te has equivocado de tamaño y estos van incómodos, el problema es aún mayor.
Puede pasar que quieras aprovechar el mismo transportín de una mascota que tuviste hace años. Eso no está mal, siempre y cuando lo limpies y, además, las mascota de ahora tenga las mismas carcterísticas físicas que la anterior.
No puedes usar el transportín del Chihuahua para un San Bernardo, evidentemente.
Pero además del tamaño, hay otros factores a tener en cuenta a la hora de elegir un transportín, según cómo sea el animal o para qué quieras usarlo.
Hay muchos tipos de transportines para mascotas, ¡seguro que no te cuesta encontrar el adecuado para la tuya!
3. Poner el transportín a la vista solo cuando se va a usar
Si solo sacas el transportín cuando vas a llevar a tu perro o a tu gato al veterinario, el animal lo va a asociar siempre con algo negativo desde que lo vea.
En cambio, si siempre lo tienes a la vista, aprenderán a convivir con él. Y aunque la experiencia de entrar siga sin parecerles divertida, será menos traumática.
Hay gatos que, incluso, acaban entrando por sí solos porque les parece un lugar resguardado donde están a salvo.
4. Obligar al animal a entrar sin haberlo acostumbrado antes
Desde que una mascota llega a tu vida, debes saber que en algún momento vas a tener que empezar a acostumbrar al animal a entrar al transportín, porque lo vas a necesitar.
Es mejor que vayas preparando a tu perro o gato con tiempo, alentándole a entrar con premios y sin obligarle.
De esa manera, en el momento en el que verdaderamente te haga falta que entre, todo será mucho más sencillo.
5. Meter a dos mascotas en el mismo transportín
Por muy pequeñas que sean o por mucho que se lleven bien, es aconsejable que cada una tenga el suyo.
Para ellas será más cómodo.
6. Gritar al animal porque no quiere entrar
Si ya de por sí entrar no le es agradable, imagínate se te tiene pegado a su oreja con gritos.
Debes mantener la calma, armarte de paciencia y hacerle más llevadero el mal trago.
7. Gritar o castigar al animal si hace sus necesidades dentro
Puede pasar que tu perro o gato se haya hecho pipí o caca dentro del transportín porque llevabais demasiado tiempo de viaje y no lo habíais sacado.
Pero también puede suceder porque se asustó o se estresó demasiado ahí dentro y no pudo aguantar.
No importa el motivo: no le castigues por ello. Lo que debes hacer es preparar la base, por ejemplo, con un pañal o empapador. Así, si eso sucede, será más fácil limpiarlo.
8. Coger el transportín como si fuese cualquier bolsa
Una vez el animal esté dentro, ¡debes recordarlo! No puedes ir con él como si dentro hubiese lechugas.
Siempre que te sea posible, sujétalo con las dos manos. No le des golpes ni lo balancees. Y si es un transportín de ruedas, evita las zonas de terrenos irregulares.
Una vez lo vayas a dejar apoyado en una superficie, asegúrate de que esta sea estable, plana y horizontal.
9. Olvidar el punto de vista del animal
Si se trata de un perro, quizás no le importe mucho ir observando el mundo exterior mientras está dentro del transportín.
Sin embargo, en el caso de los gatos, y más aquellos que no están acostumbrados a la relación con otros seres ni ambientes más que los de su hogar, esto les puede estresar.
En esos casos, lo mejor es que tapes con una fina tela el transportín. Y si es algo que al gato le resulte familiar, muchísimo mejor. Incluso puedes rociarlas con feromonas para gatos de familiarización.
10. Descuidar el momento de la salida del transportín
Otra de las cosas que no debes pasar por alto en cuanto al transportín de tu mascota es el momento en el que tu mascota debe salir de él.
Estés donde estés, debes prepararte para un intento de huida. El animal, posiblemente, esté muy harto de estar encerrado, así que a la mínima intención que te vea de abrir la puerta, va a querer salir cual cohete.
Esto es especialmente importante si se trata de un gato, ya que son bastante más escurridizos y ágiles que los perros.
Por eso, no está de más que siempre que vayas a sacarlo lo hagas en una estancia cerrada, por si se te escapa de las manos en el momento de abrir el transportín.
Otra opción es que lleve puesto un arnés del que le puedas sujetar o le puedas enganchar la correa.
¡Ahora ya sabes lo que no debes hacer con el transportín de tu mascota!