Estás tranquilamente jugando con tu gato y, de repente, ¡ay! No, no te has llevado un zarpazo, sino un mordisco. Te preguntarás: ¿por qué mi gato me muerde las manos? Te explicamos los motivos.
¿Cuál es el motivo de estos mordiscos?
La razón que suele explicar que tu gato te muerda las manos, es que has estado jugando con él empleando las manos, así de simple. En especial, lo haces cuando son pequeñines y te divierte ponérselas delante y ver cómo se vuelven locos intentando pillártelas.
¿Sabes lo que piensa tu gato en esos momentos? Que son un juguete que hay que cazar. Lo que pasará es que cuando sean mayores, seguirán teniendo esta idea en la cabeza y para ellos será muy divertido.
Tu gato querrá jugar contigo y esta es una forma muy directa de hacerlo.
Sin embargo, a medida que el gato crece, esta actitud se puede volver más incómoda y dolorosa. Siempre que el felino quiera jugar, no se producirán heridas graves, pero sí molestas.
Pero la cosa no suele quedar solo en un ‘mi gato me muerde las manos’. Y es que, a veces, sin esperarlo, nuestros tobillos o piernas también son víctimas del ‘ataque gatuno’.
Lo repetimos: normalmente es su forma de mostrar que quieren jugar contigo. Para ellos, tus manos y tú vais dentro del mismo pack. Es decir, si le has enseñado a tu gato a jugar con las manos, tú eres todo un juguete andante.
¿Qué puedo hacer si mi gato me muerde las manos?
Tienes que tener clara una cosa: los gatos tienen instinto cazador y les encanta acechar a su presa y lanzarse a por ella. Normalmente, si están en casa, ese instinto no está cubierto y esta actitud la tomarán también a la hora del juego.
Lo primero que deberías hacer es dejar de jugar con las manos. Tanto si te las muerde, como si va a por tus tobillos, juega con él, pero no lo hagas con las manos.
Hay muchísimos juguetes especiales para ellos, así que puedes dedicarle tiempo al juego sin que tu cuerpo sufra.
Y esto es también un punto muy importante para mejorar la situación. El tiempo. Es súper importante que dediques un buen rato al día a jugar con él.
De esta manera, además de afianzar la relación entre ambos, poco a poco verá que tú no eres un juguete y que hay otras maneras de divertirse con su humano.
Con los juguetes también hay un truco que te puede servir. En vez de dejárselos todos a la vista, puedes ir cambiándole unos por otros cada día. Así, no siempre verá los mismos y no se aburrirá de ellos.
Por cierto: ¡olvídate de los castigos y los gritos! No son buena opción en la educación de tu gato.
Con tiempo, dedicación y estos consejos verás que eso de ‘mi gato me muerde las manos’, ¡queda completamente en el pasado!